Montoro se enfada y pide a Cáritas que no provoque, que deje de enredar y de hablar de los índices de pobreza infantil en este país. Montoro está a lo que está y no quiere distracciones, que lo suyo son los bancos, salvar autopistas, compartir foros con los poderosos y no esas minucias de niños pobres.
Subidos en el lomo del tigre, cabalgan convencidos de que saben donde nos llevan y no es verdad.
Todo lo que hacemos y vivimos habla de que todos nuestros sacrificios y todas nuestras penurias engordan a los mas gordos.
Mientras tanto, mientras que los poderosos saldan sus ciertas con beneficios cada vez más altos, la clase media se convierte en baja y la baja deja de existir, olvidada por los controles oficiales hasta que Cáritas los pone otra vez sobre la mesa para molestar a Montoro.
Hombre, es comprensible el enfado: todos los medios comiendo de la mano para hacer de altavoces de las versiones oficiales y llega Cáritas y dice que no, que no solo no salimos del bache sino que dejamos a los niños en el camino. Cabo de Hornos no ha quedado atrás: los rugientes cuarenta están desatando sus rayos y sus truenos y somos nosotros los que sufren el aguacero y el temporal.
Mientras tanto, Montoro pide que Cáritas no provoque.
Manda cojones
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