YouTube me niega la posibilidad de enlazar el vídeo,pero podeis pinchar el siguiente enlaca, que es interesante:
Desde Uruguay me manda mi amigo Guillermo un enlace para poder disfrutar de un tango que trasciende el género y alcanza el corazón mismo de la actual desazón general. Libertango, con letra de su compañero Horacio Ferrer y música de Nestor Piazzola. Música y letra se entrelazan con fuerza para demostrar como acercarse a la obsesión humana de un sueño libertario; muy complicado ponerle etiquetas.
De la libertad sabemos mucho más de sus carencias que de sus consagraciones y plenitudes; tenemos bibliotecas llenas de sus terribles ausencias, pero pocos datos de su reinado. Sabemos que, por ella, en persecución de un espejismo soñado, la humanidad ha movido montañas, atravesado desiertos y vaciado mares enteros bebiendo aguas salobres e insanas, soñando que el último sorbo allanaría el camino de su llegada.
La música de Pizzola nos muestra la obsesión, la repetitiva obsesión de la búsqueda y la angustia de la ausencia. Hoy, el mundo, necesita libertad, verdadera libertad, esa que ha sido secuestrada y suplantada por una villana que le ha robado el nombre. La humanidad se enfrenta a un camino sin desvíos; no hay opciones, nos las ocultan, las tapan, las emparedan para que no veamos que es mentira, que el camino mostrado en uno, pero no el único. Siempre, siempre, hay más de un camino, una horquilla que muestra el desvío, la alternativa que permite elegir.
Hace tiempo, demasiado, escribí que “El tango, para ser tango, debe conectar con la miseria anímica del perdedor, del amante rechazado y de la venganza que el destino, fiel al cantor, ejecutará algún día. ... El sueño es un tango quieto que puede bailarse sobre el aroma de una copa de vino que no tiene compañera para brindar” y lo mantengo: el tango es un canto a la derrota, a la frustración y a la soledad del que debe asumir la condena de ver la vida desde fuera.
¿Será Llibertango un tango que anticipa la derrota del sueño humano de ser libre? ¿Será esta época la que entone el réquiem por el leve tiempo en el que el hombre puedo cenar con ella? ¿Tan breve será el noviazgo? El norte de África ha invitado a cenar a la libertad, pero no sabemos si la cita acabará en boda: hay demasiados interesados en impedir que salga a la calle a bailar descalza bajo los encendidos farolillos de la verbenea popular. Hay demasiados hermanos musulmanes, demasiados intereses, demasiada presencia de la religión y pocas ganas de consagrar la boda entre esos pueblos antiguos y esa amante caprichosa llamada libertad. ¿Hace cuantos siglos que Egipto se olvidó de sus sueños? ¿Que puede recordar la seca tierra del Yemen del leve paso de esa amante que nunca residió en sus arenas y en sus altos desfiladeros?
Mientras el sueño llega o se dilata; mientras nuestros hijos acumulan reproches para el futuro por nuestra desidia y desgana; por nuestra poca fuerza, dejemos que el tango nos invite a bailar mientras dura la larga noche de nuestra actual derrota. ¿Nos levantaremos algún día recordando las letras de Miguel Hernández y retoñando llenos de savias sin otoño? No hay tangos que hablen de triunfos, sólo nos muestran los sueños que merecen ser soñados.
A pesar de las tristezas del tango, a los que nos ponemos del lado de los perdedores que nunca se sienten derrotados, nos encanta. Muy bueno el enlace con Astor Piazzola, un marplatense querido.
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