Hoy encabeza la entrada el excelso alcalde de Valladolid, personaje nefasto instalado en la demagogia, la mentira y el machismo más rancio, antiguo y mesetario, que nos anima el cotarro con sus gentiles ocurrencias. Podría meterse un zapato en la boca, el angelito.
Hoy el día, como la época, está gris de noticias enjundiosas que permitan lanzarse a escribir con ansia de que no se le vayan a uno las pocas ideas enredadas en las dos neuronas de siempre, así que recurro a un multitema, formato tan agradecido en esos casos.
El primero es el prohibido humo del tabaco, generador de serpientes de invierno que volverán a sus madrigueras en cuanto el mundo vuelva a ponerse en marcha la semana que viene. Se ha prohibido fumar en espacios públicos, algo que, además de verse venir, no hace sino ir colocándonos al lado de multitud de países que, hace tiempo ya, decidieron no pagar la factura sanitaria de un producto que se había vuelto mucho menos rentable. Es cierto que sus impuestos suben un pico, pero no es menos cierto que atender enfisemas, tumores, cardiopatías y alifafes varios, cuesta más de lo que el tabaco deja en las arcas del estado. Resumen: a degüello con él, aunque no estaría de más alguna sentencia contra las tabaqueras. Ah, se me olvidaba: en este país, las tabaqueras somos todos, que el estado no va a ir contra su propia Tabacalera. Tonto estoy, hombre.
Demagogia: el gobierno de Zapatero se ha convertido en un gobierno opresor, liberticida, dictatorial y no se cuantas lindezas más por legislar contra el tabaco. A la cabeza de la demagogia y la mala leche, León de la Riva, alcalde de Valladolid, machista, rancio, pasado de clavo y bastante facha que, confundiendo culos y témporas, compara la prohibición de fumar con el holocausto judío perpetrado por los nazis. Hace falta ser mal bicho, mala persona, inculto y, además, insensible, que me imagino que la comunidad judía saldrá al paso para recolocar la cuestión: comparar el exterminio de seis millones de seres humanos con los efectos liberticidas de la ley antitabaco es, además de una gilipollez excelsa, un insulto a la memoria de los masacrados en Torgau, Dachau, Auswitchz y muchos otros campos de exterminio. “Pa nota” lo del imbécil este.
De todas formas, no es de extrañar que los duros del PP, aquellos que hablan del viaje al centro como mariconadillas de tibios pusilánimes, levanten sus voces contra esta ley: recordemos las sabias palabras de Aznar sore su deseo de que nadie le dijera si debía o no debía conducir borracho como un mono y comprenderemos mejor su postura. Si es que están tan enamorados de la libertad que se olvidan de que el libérrimo uso de los fondos bancarios de los USA nos ha mandado a todos al dique seco, pero eso no hay que recordarlo, que todos sabemos que la culpa de la crisis mundial es de Zapatero. Por favor, que no se le olvide a nadie. ¡Manda cojones!
Silicona: de enlace en enlace al buscar noticias, llego a la galería de las chicas de portada de Interviú y reflexiono sobre el peso total de la silicona alojada en las mamas de estas chicas; que quisieron ser famosas y acabaron pegadas con chicle en las paredes de los talleres de barrio y vestuarios de obra. “Sic transit gloria mundi” , que decía el otro, pero la silicona queda, se extiende, coloniza el cerebro de las adolescentes del mundo y ya son millones las que sueñan con interiorizar el resumen de la lucha feminista, bajo la apariencia externa de implante de silicona, y alojárselo debajo de los pezones para mejor disfrute de sus compañeros de clase. Todo con la mejor intención de que los chicos puedan consultar y tener cerca la lucha de las primeras sufragistas; el recuerdo de las quemas de sujetadores y tantos y tantos momentos épicos y gloriosos de la lucha de la mujer. Tantas palizas recibidas, tanta incomprensión, tanta pelea y tanto esfuerzo para acabar así: resumida en circuitos de silicona para gloria del machismo. ¡Que pena, joder!
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