No me apetece nada

Es curioso, ¿no?. Y el caso es que me acabo de dar cuenta al ir a subir la entrada y ver la foto de ayer.

Lo que hace la galvana.

Y el caso es que algún tema habrá para escribir, que no quiero copiar la canción de Serrat, pero la cosa es que no me apetece. No es que las musas hayan pasado de mí, no: es que ni las he llamado. En un día como hoy, lleno de niebla en el ambiente y en el ánimo adormecido de un lunes, no merece la pena convocar a estas señoritas para una tarea inútil, así que mejor las dejamos para mejores ocasiones.

Las noticias, más o menso como siempre, así que ponerme ahora a denostar contra unos y otros, comentar cosas de la política o de la actualidad o fijarse en lo grotesco de alguna situación, es fácil, pero empieza a cansar: me lo ponen tan fácil, que no tiene mérito.

Podría ponerme sentimental con la pena de un amigo que ha tenido que dormir a su perra; compi soñada durante años y que ha durado poco, aunque su paso ha dejado una huella intensa, pero da tanta pena que no quiero ponerme triste, que me pondría muy muy triste.

En fin, que la nave va, el mundo sigue en sus cotidianos absurdos y mañana será otro día en el que dejarse llevar por la pelea contra algo: siempre a favor o en contra, pero nunca neutral, pecado moral en el que tantos se acomodan para pasar la vida sin hacerse notar.