Si la cosa no está clara, lo de siempre: pararse y mirar donde va el camino.
Dicen que el toreo se resume en templar y mandar, que es lo mismo que conseguir que la realidad transcurra al ritmo al que nosotros queremos que transcurra; que los acontecimientos se sucedan dando tiempo a que cada quien los disfrute y los viva a su manera. La actualidad de nuestro mundo corre desbocada sin que podamos, siquiera, poner titulares o simples etiquetas identificativas a los hechos más relevantes –ya ni siquiera aspiro a ese TODOS que pedía la frase – de manera que el día nos devuelve a la cama con un caos mental importante.
Hay, todos conocemos las noticas al respecto, una crisis que afecta a los ingresos de la prensa escrita que se relaciona, directamente, con la bajada de sus ventas; pero no me llegan, de los que tendrían que llegarme, análisis fundados de las razones por las que esto se produce y se mantiene en los últimos tiempos. Personalmente, creo que el papel está intentando ganar una guerra que tiene perdida antes de empezarla: la inmediatez de internet. El papel es otra cosa y, tras la consolidación de internet, debe reivindicar su sitio y su tiempo: el papel es tiempo, reflexión, análisis, prescripción, fiabilidad de las firmas, compañía. El papel debe reivindicar ser leído al ritmo en el que se fuma en pipa, con suavidad, recreándose en la suerte, en los párrafos, en la sintaxis, en la construcción de una buena argumentación con la que discrepar y de la que, siempre, podremos aprender algo.
El papel no puede ganar la guerra del titular; no puede pretender cobrar por servirnos, tarde, lo mismo que otro nos trajo al momento de haberse producido: siempre estará condenado si es que no reivindica su sitio entre los iconos sagrados de la sociedad de la información. ¿Ejemplos? Tenemos miles: desde amigos que no entienden un domingo sin pelearse intelectualmente con Vargas Llosa a esos mails que yo guardo en la memoria enviados por, se merece que cite el nombre, Guillermo Pérez; redactor jefe de clase y escuela que desde El País de Uruguay dicta una clase de redacción, precisión, exactitud e intención con cada frase escrita como al desgaire. Reivindico, para llenar las hojas de un diario, las noticias trabajadas, los informes de calle; el periodismo que se aleja de las notas de agencia que llenan las pantallas de internet site tras site; todas iguales, todas amortizadas y ausentes de un redactor que sepa que cuerno es eso que se está publicando en su diario.
La prensa está perdiendo la carrera porque ha entregado la plaza; se ha dejado convencer de que los tiempos que corren necesitan titulares “fast food”; de que la gente, nosotros somos la gente, no queremos pensar y, de su mano, acabamos sin pensar, sin reflexionar, sin cuestionar el mundo que nos llega a través de la distorsionada imagen de sus ópticas.
El mundo está siendo secuestrado por la falta de reflexión, por la ausencia de modelos, por la mezcla de oportunismos públicos que, en un totum revolutum, dan pienso a las masas según determinen las encuestas. Las masas no mandan, las masas responden a los estímulos que les son enviados. Cuando las masas se siguen a si mismas y a las señales que ellas mismas generan, la cosa acaba fatal y muy cerca del suicidio colectivo.
¿Que pasa en España hoy día? Que nos hemos entregado a la carrera; nos hemos lanzado cuesta abajo como pollos sin cabeza persiguiendo un espejismo que nunca alcanzamos. Hay un discurso mediático, dominado de forma clara por la derecha, que lo basa todo en que no hemos seguido el camino marcado por la verdad revelada: los mercados nos salvarán. Y una leche que, por si alguien se ha olvidado, en la que estamos nos metieron “los mercados”. Todo se resume a la economía y lo que de verdad está pasando es que nos hace falta parar y mirar; pensar seriamente en lo que NOSOTROS QUEREMOS HACER CON NUESTRO MUNDO, no en lo que algunos quieren que hagamos, que es otra cosa radicalmente distinta.
Estoy muy cansado de oír que ya no hay derecha ni izquierda, que todo es lo mismo, que es igual, que son habas contadas...me niego a pensar que no podemos retomar las riendas de nuestro destino, que el colectivo está frito y que sólo nos queda asumir el imperio del capital, de los mercados. Y un cuerno. Conmigo que no cuenten.
Lo que yo propongo es que nos paremos y pensemos; que analicemos y miremos lejos, que volvamos a dibujar el que será el mundo de nuestros hijos tal y como nosotros quisiéramos que fuese y entonces, sólo entonces, con las idea claras, busquemos al ejecutor de ese proyecto en el que creemos. No he hablado de un sólo modelo, pues habrá sueños, deseos e ideas distintas, pero los ejecutores deben tener claro que eso es lo que les pedimos y nosotros deberemos tener herramientas para hacérselo saber y corregir las actuaciones erróneas.
Un amigo me decía que España no es Belén Esteban, que es más, que hay ideas y que hay modelos diversos, gente preparada y gente que puede hacerlo. A ver si es verdad que esa gente, la que sabe, nos ayuda en la faena de muleta y conseguimos parar y templar, que el morlaco está “toreao” y tiene mala idea.
Nunca podrá olvidarse la magia de un libro bueo, bien editado y con buen papel. La sensación del chispeante crujido al abrirlo o, como yo recuerdo, el sonido leve , emocionante y lleno de intriga al pasar el estilete por los cuadernillos intactos del libro que vamos a leer, cómodamente instalados y dispuestos a disfrutar de una tarde tranquila.
ResponderEliminarEl tacto y la textura de los diversos papeles no podrá compararse a la pantalla de un ordenador nunca.
En cuanto al mundo que se nos come, discrepo en parte ya que, afortnadamete, nuestro mundo interior es inviolable.
a.m.
Qué queremos hacer con nuestro mundo. Buena pregunta. El otro día vi un documental de estos que tanta fama y éxito tienen de mega-construcciones y me di cuenta de lo rendidos que estamos a don dinero. ¿Cómo nos pueden vender con toda tranquilidad e incluso alardeando un proyecto que además de costar 12 millones de dólares probablemente costará también la vida de 12 millones de peces y otros seres vivos que habitan-aban en el lugar de la mega-construcción? Pues ahí estaban ingenieros, militares, arquitectos, todos vendiendo la grandeza de su obra para lanzar satélites desde una plataforma construida en mitad del océano, en el Ecuador, porque es mejor situación que si se hace desde tierra. Una plataforma que tiene que ser evacuada en cada lanzamiento y durante el cual no puede haber un ser humano en menos de 5 kilómetros a la redonda. El lanzamiento se dirige desde un barco, ubicado a esa distancia mínima de seguridad.
ResponderEliminarY la gente se traga estos programas con la boca abierta y entusiasmada por la grandeza de la ‘inteligencia’ y pericia del ser humano. Pues aún no tengo hijos y desde luego no son estos los valores ni el mundo en el que me gustaría que crecieran. Así que puedo pensar qué quiero hacer con nuestro mundo y tomar mis determinaciones, pero sinceramente, mientras don dinero y sus afiliados sean mayoría, yo poco puedo hacer, más que intentar ser consecuente con mis principios.
En cuanto a lo de la prensa escrita, si no se reinvente rápido, ya está perdida, porque ya hay móviles que te permiten el acceso a internet en cualquier circunstancia, tomando café por las mañanas, y no dependes de un ordenador de dimensiones incómodas, porque además incluso aquel que tiene reflexiones y análisis que ofrecer lo puede hacer en internet: lo leen en tiempo casi real y llega a más gente.
Más gente; quizá, y vuelvo a mi reflexión inicial, internet consiga que los que anhelan cambiar las cosas se encuentren y se puedan movilizar…?
E.C.
Con tu permiso, he utilizado tu reflexión para aportar la mía propia...
ResponderEliminarhttp://www.cicerocomunicacion.es/blog/los-viejos-periodicos-de-papel
Saludos.
Se agradece la referencia y el mejor uso de la excusa. Muchas gracias. Juan manuel
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