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lunes, 11 de abril de 2011

La vida del mensaje

Lo dicho y lo interpretado, lo transmitido y lo elaborado como producto de la comunicación.
Siempre curioso el resultado.
Desde que escribo en este blog hay una cuestión que me apasiona y que me gustaría compartir con aquellos que os tomáis la molestia de participar con comentarios, aportaciones, matizaciones y discrepancias: la diferencia entre lo que yo creo escribir y lo que vuestros comentarios revelan sobre la interpretación que vosotros dais por recibida.
Hoy mismo hablaba del tema con una compañera de trabajo con la que suelo discrepar muy cordialmente, (un saludo Carmen)  poniendo de manifiesto los diferentes pesos y valoraciones que cada parte del escrito tiene para los que lo reciben. Es evidente que lo que yo escribo tiene un sesgo hacia mi tendencia ideológica; que le doy más a la derecha que a la izquierda, pero lo curioso es ver cómo, con independencia de lo que yo creo escribir, cada cual valora mis comentarios según se sienta más o menos atacado en sus afinidades.
Me ha pasado con los comentarios sobre un lado y otro, de manera que si en una entrada yo ataco de forma global a TODOS los partidos cada cual, según su afinidad, siente e interpreta que he cargado la mano más hacia un lado que hacia otro o que esa igualdad en la valoración no hace justicia con la diferencia real entre unos y otros.
¿Que significa eso? Que, como es sabido, los hechos no son nada sin la aportación del que los observa, o lo que es igual: lo que yo escribo dice exactamente aquello que cada uno que lo lee interpreta, sin importar la idea original que yo tuviera en l cabeza. Esa es la verdadera vida del mensaje y lo curioso del hecho, que un mismo escrito tiene la capacidad de vivir tantas realidades diferentes como lectores accedan al texto y eso es algo inmanejable para el autor.
De la misma manera que es imposible saber si el árbol que cae en el bosque hace o no hace ruido al caer si no estamos allí para comprobarlo, la realidad de algo que hemos escrito sólo se concreta cuando el que lo recibe termina de insuflarle el último aliento que necesita para vivir. Así pues, os sugiero que antes de juzgar estos comentarios, penséis que una parte, grande o pequeña de sus valoración general, os corresponde a vosotros mismos y a vuetsra particular interpretación de los mismos. Curioso, ¿verdad?

1 comentario:

  1. Tienes razón y es cierto que al comentar tus textos no nos ceñimos exactamenta a lo que has escrito, sino a lo que éstos nos sugieren, expresando, a la vez , nuestras propias ideas sin llegar a la polémica, que ess lo que tú buscas.Procuraré darte leña cuando no esté de acuerdo.
    a.m.

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