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jueves, 14 de abril de 2011

Salud y república

Un ideal que duerme esperando el momento adecuado.
A la tercera, ¿irá la vencida?
Ochenta años ha, España se soñó libre sin saber que la libertad nacía muerta. Hace ochenta años que los ciudadanos españoles quisieron sacudirse de encima una monarquía acomodada que se sentía muy confortable con aquellos militares africanistas que soñaban con la gloria mientras los soldados, aquellos infelices que obedecían sus órdenes, morían en alpargatas entre paludismos y disenterías.
Ochenta años hace que España desvelaba sus carencias sociales y esas carencias ponían de manifiesto que la derecha no estaba dispuesta a ceder ni un sólo palmo de terreno; el mismo terreno sobre el que otros países europeos construyeron una paz social basada en una clase media sólida; un terreno en el que hicieron crecer justicia social y una clase trabajadora cuyas vidas podían aspirar a la dignidad, quimera que, en España, fue calificada de revolución y represaliada como tal.
La II República tuvo la necesidad de avanzar por un terreno que Europa había transitado, con más o menos calma y sensatez, a lo largo de los cien años anteriores al 31, pero la derecha puso barricadas, trincheras y toda clase de minas en el avance. Ahora, cuando han pasado ochenta años, es fácil dejarse seducir por la idea de repartir las culpas de los excesos y animaladas a partes iguales, pero no podemos olvidar que nunca los que pedían dignidad pueden ser condenados de la misma manera que aquellos que se la negaron una y mil veces.
La II República acabó con el sueño de libertad y justicia asfixiado por cuarenta años de dictadura cuya naturaleza no admite ni otro nombre ni otro juicio, por muchos que algunos intenten  contarnos milongas sobre las bondades del fascismo chusquero y cuartelario de un personaje tan siniestro como Franco.
Hoy, ochenta años más tarde, España mira hacia atrás quizás con demasiada distancia sobre una historia reciente que enseña mucho más de lo que algunos quieren ocultar. Salud y república, por supuesto, que siempre hay que mantener los sueños aunque el sistema los domestique con la anestesia de lo posible.

4 comentarios:

  1. Por alusiones:
    Me llega al mail un comentario que todavía no ha aparecido y al que me limito a responder con lo ya escrito: "la idea de repartir las culpas de los excesos y animaladas a partes iguales" que quiere dejar constancia de que las actuaciones de ambos bandos fueron perversas, pero que la máxima responsabilidad hay que buscarla en aquellos, la derecha, que no quiso perder ni uno solo de los enormes privilegios que acumulaba.¿Alguien recuerda los soldaditos de pago de la guerra de África que acumulaban meses de campaña que correspondían a los que tenían dinero para pagar su permanencia en España? Dos libros que ilustran bastante la situación social de aquellos años: La forja de un rebelde, de A. Barea y El laberinto Español, de Gerald Brenan. Historias particulares, todas, pero las grandes dinámicas son las que son y acabaron como acabaron. Y por favor: me encantan los comentarios, pero pido el esfuerzo de leer, simplemente leer, loq ue yo he escrito en lugar de escribir sobre lo que nunca ha aparecdio en el blig. Sería estupendo centrar las cosas sobre lo que yo digo, que me vuelvo un poco loco. Gracias.
    Juan Manuel

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  2. No tengo suficientes datos para rebatir lo que dices. Yo también pido que se centre la cuestión y que se juzgue por igual a los dos bandos. Me sentiría mejor si alguna vez leyera algo en este sentido.
    a.m.

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  3. La Monarquía actual merece mi aplauso. Espero que lo que pueda venir no sea peor
    Es cierto que los "señoritos pagaban una "cuota" para quedarse tan panchos en casa mientras otros se quemaban en la guerra de Africa.

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  4. Sospecho que el autor es republicano y debo decir que a estas alturas del devenis politico Europeo esta es una discusion banal, da lo mismo que el pais sea una republica o una monarquia, si es de tipo parlamentario el Jefe de Estado es poco mas que un adorno sea este rey o presidente, si es del tipo presidencialista, como lo son por ejemplo las republicas de America de Sur tampoco importa si es un rey absolutista o un presidente que hace lo que le da la gana.
    Al final lo que importa es como se comporta el individuo al margen del nombre que se le de al cargo.
    En cuanto a la II Republica debo decir que fue una demostracion de estupidez supina los personajes que la intentaron desarrollar deberian estar en el basurero pues trataron de hacer cambios sin entender muy bien al pais, donde el analfabetismo era la norma y ademas estas personas eran extremadamente conservadoras, sobre todo en el campo y el proletariado industrial que es normalmente la base del tipo de cambio que queria la republica, era incipiente y si bien era combativo, a veces demasiado, no tenia la fuerza que se necesitaba.

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