¿Para esto sirve lalibertad de prensa?
El cuarto poder parece hallarse en un estado de corrupción, degeneración y pérdida de sentido semejante a la dinámica que afecta a los otros tres famosos poderes. La prensa, la libertad de prensa, se asocia inexcusablemente con la consolidación de los valores democráticos; se nos hace imposible pensar en una democracia sin libertad de prensa, sería algo perverso y creo que todos estaríamos de acuerdo en este punto.
Dicho esto, la actual deriva de los medios de comunicación nos coloca ante las contradicciones resultantes del ejercicio de esa libertad; de vernos ante los desastrosos resultados del ejercicio de un derecho que cambia de objetivo para buscar otros fines ajenos al de la libertad de información. Los medios de comunicación son, hoy, un negocio puro y duro, a cuyo servicio se subordina todo: ética, cultura, método, buen gusto, honradez, cultura, y cualquier otro de los muchos atributos positivos que tuvieron hace tiempo.
Sin llegar al delito puro y duro de News of the World, cuyas consecuencias y derivaciones legales se irán conociendo en los próximos meses, el repaso a la aportación que los medios hacen a la sociedad en Occidente, es espeluznante. Dejando a R.Murdoch o a D.Trump en sus países, me gustaría centrarme en el panorama español, que da juego de sobra para las pesadillas de los próximos meses.
La TV ha visto que la revolución digital sólo ha servido para llenar la pantalla de emisiones fascistas, claramente partidarias de los golpes de estado militares que nos hablan del franquismo como del paraíso terrenal y a los que les parecería perfecto pasar al País Vasco, Cataluña y la sede del PSOE de Ferraz a sangre y fuego. Intereconomía puede ser el paradigma, pero hay muchas otras televisiones instaladas en lo mismo. Van cayendo, que una cosa es predicar y otra recibir trigo y la publicidad no da para más, pero la lógica social se manifiesta y como hacer TV es caro, la hacen los que tienen pasta, habitualmente mas proclives a los extremismos del lado derecho. En ese terreno nos podemos encontrar con alguien tan modélico como Mario Conde hablando de liberalismo económico y poniendo a parir al PSOE. Como si fuera un ejemplo de buen hacer y mejores costumbres.
En las grandes cadenas podemos encontrarnos con un muestrario completo salido del museo de los horrores, encabezado por Belén Esteban y sus desplantes de diva antigua. La pantalla se llena de cualquier cosa capaz de superar los límites semana a semana. Desde peleas en no se que isla hasta la exhibición en directo de las tetas de Marujita Díaz, algo que debería estar claramente tipificado y especialmente castigado en el código penal.
Incubamos los huevos de múltiples serpientes, fascistas, groseros, indecentes, corruptos, y cínicos,; de todos esos elementos que se sirven de privilegios para intentar ingresar dinero en la cuenta e influencia para buscarse las mejores posiciones sociales, casitas de costa incluidas. Reconozco que me movilizan los peores instintos, las ganas de pedir que se cumpla la ley que les permitió emitir esa bazofia y prohibir las emisiones de estas cadenas. (Eso, aunque parezca mentira es perfectamente posible e incluso exigible, ya que la concesión administrativa es muy particular y se puede hablar de ello largo y tendido.)
Al final, lo que de verdad echo de menos es que los espectadores hagan exhibición de buen gusto y de cultura democrática y que estos canalillos, llenos de aguas fecales, tengan que sanearse y emitir algo que nuestro intelecto pueda digerir sin peligro.
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