Disfrutando de uno de sus queridos Jacks.
Un abrazo a él y a todos los que lo echaremos mucho de menos.
La vida, en contra de lo que dicen algunas canciones y locos enamorados, suele basar su cotidiano habitual en el hecho de hacer faenas y putadas gordas a los que por ella transcurrimos. Una de las más habituales faenas es la de dejarnos atónitos y sorprendidos cuando, de repente y sin avisar, uno de nuestros amigos se va y notamos, de repetente, su clamorosa ausencia como un desgarro del que no éramos conscientes hace apenas unos minutos.
Todo era normalidad y todo estaba en su sitio y un mensaje bienintencionado te comenta que se ha ido un amigo, que una parcela de tu vida, esa que creías duradera y confiable, se ha quedado vacía y sin dueño; eternamente deshabitada de afecto y de contenido. Ya sólo encuentras recuerdos sin futuro y eso es una faena de las gordas.
Javier Sánchez se ha ido dejándonos a muchos huérfanos de casi todo en el mundo de los perros y en el de la visceral afectividad. Por su culpa y gracias a él he tenido la oportunidad de conocer y disfrutar de muchas cosas y de un mundo -el de los perros - que veo a través de su criterio, intentando llegar a esa sensibilidad que para él era obvia y que a tantos nos costaba un mundo intuir.
Los dos amigos que habitan mis butacas llegaron a casa por su consejo y su intermediación y sólo por eso mi gratitud ya es eterna, pero es que además, hubo charlas, correos, mails, cosas de cosacos que se han ido con él y que dejan en mi vida un buen socavón.
Ya no habrá consultas sobre tal o cual raza, ni comentarios sobre tipos, expresiones y carácter, nuestros lugares comunes en los que tan a gusto me encontraba yo y que, gracias a él, valoro en un perro mucho más que exagerados aplomos o cromos vacíos.
Se ha ido un perrero de los grandes, un ser humano que ha dejad una huella inmensa y del que me gusta acordarme disfrutando de sus perros por encima de los grandes logros de su carrera.
Compartí con él una etapa en el Club Español de Terriers y apariciones y desapariciones fruto de mi carrera profesional y mi trayectoria personal, pero siempre estaba, siempre al otro lado del mail, del teléfono o del Facebook para tomarme el pelo y recordarme todo lo que yo no se para que me pusiera las pilas.
Gracias por todo, Javier y un abrazo a todos los que nos hemos quedado con cara de idiotas contemplando la clamorosa ausencia que nos reserva el futuro.
P.D. Si alguno de sus amigos más cercano sabe si hace falta echar una mano en algo, por favor que me mande un mail en privado. Gracias.
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