Bienvenido a mi blog.

Por favor, participa, deja tu comentario y marca si te ha gustado o no.
Muchas gracias por tu tiempo y tu atención.

miércoles, 27 de abril de 2011

TANGO

La espalda sigue tonta y yo amortizo escritos antiguos. Este de hoy corresponde a una cena, como siempre solo, en Santiago de Chile y pertenece a la entrada llamada Mnemografías (una de las primeras entradas de este blog) , cuaderno de viajes por Iberoamérica.

Noche Triste de Carlos Gardel en una grabación de 1918.

Como solo y mi soledad se acompaña de Tangos en un remedo de la calle Caminito. Una pareja, pegada por la cara, baila los pasos de un acto íntimo hecho público por la desvergüenza del tango.
Gardel suena con las imperfecciones de los registros antiguos y algunos se animan para acompañar a los profesionales en la seducción del baile.
Si yo tuviera un corazón,
El mismo que perdí…
Buena letra para un cuelgue.
¿Lo perdí? ¿Lo tengo todavía, perdido en el olvido de los sueños que mi trabajo hizo imposibles? ¿Se perdió en la realidad de una felicidad tangible ajena a los sueños de un corazón que sólo ve lo imposible? ¿Cuántas preguntas le caben a una vida? Probablemente todas. Y le caben todas las respuestas que llenaron las historias, tristes, de los tangos más famosos.
El tango, para ser tango, debe conectar con la miseria anímica del perdedor, del amante rechazado y de la venganza que el destino, fiel al cantor, ejecutará algún día.
Me evado del tango y me voy a dormir. El sueño es un tango quieto que puede bailarse sobre el aroma de una copa de vino que no tiene compañera para brindar.

1 comentario:

  1. Tanto el tango como tus palabras son pura melancolía. Los tangos hay que oírlos en su ambiente para darse cuenta de lo que tú has visto en ellos. Amor a la vista,con música. Oír cantar a Carlos Gardel me devuelve a mis años de estancia en Argentina y me hace sentir un poco de nostalgia.
    a.m.

    ResponderEliminar