Aznar y sus amigos neocons nos hacen la peineta:
saben que no hay enemigo.
Mientras en Bruselas Europa se la juega y los dados vuelan altos, Aznar pontifica desde FAES y sentencia que "Se podrá demonizar o intervenir, pero no hay sustituto al libre mercado" y efectivamente, tiene razón. Lo que pasa es que yo creo que eso es un problema, pues decir "libre mercado" es decir lo mismo -desde ese punto de vista ultraliberal- ancha es Castilla y el que tenga dinero y poder, que lo haga valer hasta el final; especulación, fraude de hipotecas y calificaciones incluidas.
El dinero es sinónimo de ambición y desmesura en los medios empleados para conseguirlo, de manera que hay que tenerlo controlado y muy vigilado para que no pase lo que ya ha pasado por falta de vigilancia. La estafa organizada con las hipotecas sub prime de las narices se está llevando por delante muchas cosas, incluido el sentido común y los principios de la convivencia entre naciones y personas.
Europa podría, debería ineludiblemente si hay que ser precisos, dar un ejemplo de coordinación y altura de miras acelerando los procesos de coordinación y control supranacionales con el fin de parar esta estupidez que a tantos enriquece. Es imposible que ese "libre mercado" de Aznar siga poniendo los indios (léase países) en fila para matarlos de uno en uno y a la vez, pretender que no pasa nada y que no hay que unirse para ser más fuertes. USA está mal, pero no hay huevos, con perdón, para especular contra la Reserva Federal, así que vamos a por Grecia, a por Portugal y así, poquito a poquito, primero nos forramos y luego compramos países a precio de derribo y ganga.
Aznar tiene razón- hay que ver- y ese es el problema: que no hay un modelo alternativo que funcione desde el poder y la gestión del estado como garante de que nadie hace el cabra; nadie se atreve a construir una Europa fuerte, seria, ejecutiva y con la suficiente agilidad como para partirle la cara a los matones financieros que abusan de los pequeños del patio del colegio.
Por una vez, y tenía que ser por algo tan dañino, Aznar tiene razón y así nos luce el pelo.
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