La Puerta del Sol brinda su luz para un posible amanecer. ¿Será verdad?
Los años van dejando recuerdos, vivencias, hechos más o menos significativos, pero las vivencias realmente históricas suelen ser escasas para los que conforman una generación. Hoy, si no me equivoco, hemos tenido la suerte vivir uno de esos hechos sobre los que se edifica la historia.
No me enredaré en números, ni altos ni bajos, pero sí me gustaría comentar y compartir sensaciones experimentadas a lo a largo de un agradable paseo otoñal transcurrido entre Cuatro Caminos y Cibeles acompañado de mucha gente con ganas de contar cosas distintas y demostrar que esto tiene que cambiar.
Hemos ido toda la familia -somos cuatro- y entre los cuatro hemos aportado cuatro visiones distintas, cuatro discrepancias distintas con gritos, actitudes, demostraciones y signos que no tenían nada que ver con nuestra ideas, pero que también cabían bajo ese inmenso NO que proponía ayer en este mismo blog.
Hemos compartido el paseo con gente de todas las edades, de muchas creencias y tendencias y éramos muchos, de verdad. Confieso que no tengo ni idea de cuantos éramos, pero tampoco importa, de verdad: lo que importa es que esto ha pasado a la vez en todo el mundo y que, por primera vez, una decepción global tiene una respuesta global y simultánea. Hoy, muchas ciudades en el mundo han dicho que se necesita otra cosa, que lo hay que hay no nos gusta. ¿Se han enterado? HEMOS DICHO QUE NO, que estamos hartos, que hay que hacerlas cosas bien y de otra forma.
La cosa es sencilla, ¿no? HAY QUE CAMBIAR y hacerlo rápido, que la marea llega, la decepción cunde y la desafección siembra fascismo, que no se le olvide a nadie. Mañana, siempre hay un mañana, unos dirán que fuimos muchos o que fuimos pocos, pero eso no es lo importante: lo importante es que formamos con los primeros y a lo mejor, dimos el primer paso de un largo camino que nos hará entrar en la historia.
¿Sabía Lutero la que estaba organizando cuando clavó un papelito en la puerta de la iglesia? ¿Cuántos actos insignificantes han tenido consecuencias imprevisibles? ¿Se puede considerar un acto insignificante que más de 900 ciudades de más de 50 naciones den un paso a la vez y digan lo mismo? Sinceramente: si yo fuera político, hoy estaría tomando notas como un loco y realmente preocupado. Y lo digo porque hoy he tenido la inmensa suerte de poder decir que sí, que yo estuve allí y junto a mi familia anduvimos los primeros metros de un camino necesario, duro y peligroso, que nadie se confíe. Tendrá que haber muchos más días de marcha, de tensión, de furia y de lucha, que si algo han demostrado los que ostentan el poder es que son muy duros de oído. Pero habrá que seguir en marcha, que no queda otro remedio.
Nota: que nadie generalice lo de Roma, que nada tiene que ver la intención general.
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