Mapa de distribución de la malaria.
Justo, donde menos dinero hay
800.000 muertos al año pueden convertirse en un lejano recuerdo. 250 millones de afectados están a punto de ser los últimos que sufren el azote de un general negro, la malaria. Olvidada en occidente y con poca repercusión económica para los laboratorios que saben más rentable la investigación y fabricación de muchos otros medicamentos de alto coste, la malaria empieza a tener su futuro oscuro gracias a Bill Gates -aportando muchos fondos de su fundación - y a una farmacéutica que dice colaborar en el proyecto y su posterior distribución sin ánimo de lucro, GSK.
La noticia, una más de entre las que pasan desapercibidas y que sin embargo tienen un alcance muy notable, llega en medio de noticas que nos hacen desear no estar conectados a nada; no enterarnos de nada y no querer saber nada de un mundo tan asquerosito como el nuestro que tan malos derroteros lleva. Estas cosas abren una ventana, pequeña, a la esperanza.
No es más que un chispazo, pero hay mucha gente haciendo chocar sus piedras para producir más chispas y es posible, sólo posible, que otro futuro distinto al anunciado se esté conformando en las mentes de algunos que contagiarán a las mentes de otros. Ya hemos demostrado, en miles de ocasiones, la perversidad de la que es capaz el ser humano de manera que empieza a ser hora de que esos breves destellos de genialidad se consoliden, crezcan, prosperen y den lugar a un hombre nuevo.
Por supuesto, nosotros no lo veremos, ni los hijos de nuestros de hijos, pero a lo mejor hay un futuro mejor que salga ganador de la eterna batalla con lo más mezquino del hombre y consolide ese pequeño rasgo de bondad que, de vez en cuando, conquista las páginas de los periódicos.
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