¿Cómo acabará la historia?
No pinta bien, desde luego.
Tras recibir algún comentario o sugerencia sobre la necesidad de establecer paralelismos entre las explicaciones que debe dar Cospedal y las que debe dar José Blanco, no tengo más remedio que entrar en el tema; por mucho que me hubiera gustado esperar a ver cómo acaba la cosa. En fin, ya he dicho varias veces que la actualidad y la verdadera naturaleza de la realidad son cosas distintas, así que me pongo a ello.
Lo primero que tengo que decir es que los hechos –por teóricos y por demostrar que sean- no son comparables en absoluto. Mientras que Cospedal ejecuta o perpetra un modelo político e ideológico perfectamente legal, validado por sus votantes y apoyado por la más absoluta legitimidad, lo de José Blanco es, si se demuestra, simple y llanamente, una chorizada y un delito con todas las letras. ¿Alguna duda sobre mi postura de partida?
El que a mi no me guste un programa, unas medidas y las consecuencias de las mismas, no pasa de ser una muy legítima postura personal: apoyo a los profesores en huelga pues estoy en contra de los recortes en sanidad y en educación; estoy convencido que hay muchísimas áreas de la administración en las que ahorrar, mejorar la gestión y buscar la excelencia antes de atacar dos servicios básicos para una sociedad. De ahí las explicaciones que los que apoyan los recortes deberán dar a los que vieron recortadas sus posibilidades y su futuro. La cosa me parece sencilla.
Lo de José Blanco no es para dar explicaciones: si se demuestra el delito, es para ingresar en la cárcel. También me parece que la cosa es sencilla y que nadie con dos dedos de frente puede esperar otra postura. Sobre mi opinión del ínclito: hace años que los que me conocen saben que no me ha gustado nunca y que su papel en el partido socialista ha sido clave para dejar aquello como un solar lleno de restos.
El desacuerdo político es una cuestión de afinidades ideológicas, de sensibilidades y de ideologías – esas que algunos dan por desaparecidas y que yo reivindico como más necesarias que nunca – pero la legalidad sólo tiene una cara, un camino y unas consecuencias que deberían ser las mismas para todos los ciudadanos, partidos, religiones etc.
Para terminar con las dudas: de la derecha no espero nada bueno, mientras que de la izquierda espero responsabilidad histórica y ejemplaridad. Cualquier acto del estilo del comentado cometido desde la izquierda es, a mi juicio y particular parecer, doblemente culpable: transgrede la legalidad y la responsabilidad de una historia heredada que no merece ser traicionada. Hay mucho esfuerzo, mucha lucha y mucho sufrimiento en la normalización de la izquierda democrática que no merecen esa ofensa.
¿No parece muy curioso que todo esto se haga público justo cuando más daño podría hacer? Cuidado con los juicios populares.
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