España genera ruido y eso es malo.
Demasiado ruido y nos perderemos el final.
Sin que nada haya pasado, sin que podamos decir que se ha hecho nada, ni en un sentido ni en otro; solamente ante la posibilidad de que pase, España se ha lanzado a la ceremonia del ruido, de las prisas y se entrega a una enorme ceremonia de confusión.
ETA se ha puesto en marcha: si, y conocemos el destino. ETA no ha hecho nada especial en cuanto a desarme, disolución y arrepentimiento, pero parece que se ha empezado a quitar la pereza de hacerlo más pronto que tarde. ETA no se va a fustigar públicamente arrodillada ante una sociedad a la que ha engañado, atemorizado y matado durante cincuenta años. ETA será fiel a esas construcciones lingüísticas farragosas y oscuras que acabaron por generar estudiosos capaces de hilar tan fino que los rastros de la verdad se perdían en la nada. Pero ETA acabará por hacer lo que todos, por fin, saben que tiene que hacer; aunque tardará.
Mucho ruido en el entorno abertzale y en el PNV, que no quiere perder la oportunidad de ser el muerto en el entierro, el niño en el bautizo y la cabeza del nacionalismo más separatista, no vaya a ser que estos recién llegados de Bildu y compañía les dejen, ahora que empieza lo bueno, arrumbados en un rincón sin "txapela" que llevarse al "torrao".
Y mucho, muchísimo ruido en el otro lado, el de las víctimas que se temen una desbandada de presos liberados y no sé cuantos desastres más. En su caso, y lo he dicho muchas veces, el apoyo, la solidaridad y la comprensión no deben traducirse en capacidad legislativa. Nunca la víctima debe ser juez en el proceso del reo, algo que todo el mundo entiende.
ETA se equivoca, creo, de medio a medio si piensa que esto va a ser Jauja y que los presos van a salir a la calle pasado mañana para que se les haga el Aurresku mientras el pueblo se echa a la calle al son del Txistu y el tamboril. Imagino, y sólo imagino por fortuna, que el Estado, PP, PSOE y algunos otros partidos sensatos, debatirán largo y tendido, actuarán con mimo y con cuidado y se pondrán de acuerdo en llevar la cosa de forma legal, discreta, sensata y eficaz.
Ya dije que no me gusta que ETA no se disuelva, pues su lejana presencia es sinónimo de amenaza y eso no se puede negar. La historia nos dice que el IRA tuvo su manojo de idiotas insensatos que pensaron que se traicionaba a no sé qué gaitas y en ETA puede haber - de los muy listos, inteligentes y cultivados no deben quedar muchos en la banda - otra tanda de animales que piensen que si el País Vasco no es independiente y abertzale mañana a las 8, lo de parar de matar es una engañifa y una mariconada. Ojo, que puede pasar y eso es lo que me da más miedo de la actual situación: que entre ruidos y prisas, los que tienen que andar su camino se echen atrás y la liemos.
¿Se me permite un consejo? Pues hacer caso al lema de la Guardia Civil: despacito y mala leche, que no nos ha ido muy mal y si empezamos a correr, la podemos liar. Las prisas para los delincuentes y para los toreros malos, que así, con tanto ruido, como dice Sabina, corremos el riesgo de no oír el final.
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