Lo han conseguido: van a sepultar uno de los últimos paraísos. No aprendemos.
España no escarmienta y de esta crisis pretendemos salir sin cambiar nada, sin modificar la relación de los partidos con los ciudadanos y sobre todo, buscando otra vez dinero fácil, pelotazos y especulación; mucha especulación inmobiliaria sobre cualquier terreno que se haya librado de la maldición.Y ojo, que el titular es del PP que ahora gobierna, pero en la ambición desmedida y la corrupción, participan TODOS, sin excepción.
Cuando los bancos están enladrillados de activos tóxicos que les amenazan con una septicemia generalizada, en los últimos días los diarios se han llenado de nuevos nidos de idiotez y casi segura corrupción: Tarifa, Murcia con dos o tres empeños faraónicos y la culminación del horror en la hasta ahora milagrosamente salvada del horror Playa de Es Trenc.
Me dicen los que han estado allí que poner un pie en la playa ya da respeto por el posible daño causado a tanta belleza, pero que plantificar un hotel de mil habitaciones es merecedor de cárcel y latigazos. No nos queda otra que cantar un réquiem por uno de los últimos paraísos.
El PP, el mismo que abrió la caja de Pandora del ladrillo, vuelve a cabalgar los dragones ya hora retira la protección a las dunas litorales y deja mano libre a construir en los pocos parajes de palya que se han librado de la plaga.
A ver cuando nos damos cuenta de que esas acciones sólo favorecen la corrupción, los desastres urbanísticos, las llegadas de mafias rusas y demás primos y lo dejan todo hecho un asco. Un asco de lujo, eso si.
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