No son de nadie

El vergonzoso mapa de la corrupción política española. Un cáncer que nos mata a todos.

Hace tiempo que me enfrento contra un absurdo que domina la vida española y que obliga a los que votantes de un partido a perdonar y validar cualquier acción de “los suyos” mientras maldice y descalifica las malas acciones encontradas en “los tuyos”. Pues bien, los políticos y cargos públicos que se comportan de forma deshonesta y poco ejemplar –ni siquiera hablo de los delincuentes – no son de nadie; son jetas, chorizos, delincuentes y estafadores, pero no tienen color de partido, tienen  una ambición malsana y desmedida que demuestran traicionando la confianza de aquellos que les nombraron.

El último caso, el de Carlos Dívar ha vuelto a poner de manifiesto esta especie de ceguera selectiva y hasta los opinadores como J A Gudín, en La Razón, escriben cosas como esta “La neoinquisición ha posado sobre él su dedo acusador, le ha sometido a vejación y mofa, ha escarbado obscenamente en su intimidad... y, naturalmente, lo ha condenado a la hoguera. Que la Fiscalía General del Estado y el Tribunal Supremo lo hayan exonerado de toda culpa o delito es anecdótico. Desde hace tiempo, en España es más temible el código ideológico que el Código Penal y los tribunales de corrección política más que los ordinarios” y eso después de pedir la cabeza del denunciador de los hechos.

España debe cambiar sus criterios éticos y morales y mientras no lo haga, seguirá habiendo MIOS, buenos e intocables y SUYOS, corruptos, chorizos y malintencionados y será mentira, que no son de nadie, hacerme caso por favor.