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sábado, 2 de junio de 2012

Malos bichos

Dos malos bichos capaces de cualquier cosa como acaba de demostrar Rodrigo Rato.
A ver si los jueces tienen algo que decir de su gestión en Bankia.
 
La política hace extraños compañeros de cama y además, nos obliga a todos a tener que convivir con malos bichos; gentuza que llena las páginas de la historia con lo peor que el ser humano puede ofrecer. La reciente historia de nuestra democracia empieza a estar demasiado llena de ejemplos nefastos que nos han sido impuestos por todos los partidos, sin excepción. Los Roldán, Fabras y compañía se fueron hacia el lado oscuro del dinero fácil y la corrupción, pero hoy quiero hablar de los malos, los inmorales, ruines, mezquinos y vengativos.
Tengo unos cuanto nombres en mi particular santoral de lo satánico y tienen, habitualmente, un perfil público que les hace reconocibles y que se basa en la aparente inocencia, ingenuidad y facilidad para asombrarse de lo mal pensados que son aquellos que cuestionan su virginidad. Esperanza Aguirre toma el poder gracias a una de las maniobras más putrefactas que se recuerdan y ella no sabe nada; Federico Trillo –mi favorito a la hora de los exabruptos – incompetente chivato, cínico e irresponsable y en estos días se les ha unido un siniestro personaje que cuenta sus últimas apariciones por pifias e incapacidades: Rodrigo Rato.
Tras conseguir un récord en el Banco Mundial, donde aparece como un vago incompetente en las propias memorias de la institución, recala en Bankia donde intenta firmar un balance ficticio que, según nos dicen ahora, obedecía más a las reglas de la estafa que de la contabilidad oficial. Le han dimitido, le han echado poco menos que a gorrazos y se ha vengado sin evaluar las consecuencias de su ruindad. Mientras el PSOE está más colocado en el oscuro colaboracionismo del “no caguemos en el ventilador” por miedo a las consecuencias internacionales, Rodrigo Rato se ha marchado escupiendo mezquindades y tratando de hacer el mayor daño posible a todos y a todo.
Me imagino que este ha sido su canto del cisne, su última ruindad y su postrera maldad, pero de verdad espero que no sea su última aparición pública y que tenga una larga presencia en las secciones de tribunales de todos nuestros medios de comunicación y que, de ser de justicia y derecho, pase una buena temporadita a la sombra.

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