El alma de Rea: el género oscuro III
En todos estos países la mujer es menos que nada y nadie dice nada.
Seguimos ocultando el horror como si no pasara nada.
Barak Obama le dice al docto nuevo presidente de Egipto que le ayudará en la implantación de la democracia en el país mientras nos llegan titulares de “sacerdotes y soldados en las tierras del faraón” y Mohamed Mursi no dice mucho de los ataques de cristianos, de los “mulláh” expectantes por la implantación de la sharía y yo les digo a todos que la hemos jodido, que ha caído otro país bajo la sombra oscura.
Para que nadie se llame a engaño: El islam es mitad religión y mitad dictadura; mitad política mitad mezquita y en todo ese mundo hay algo que falta y cuya ausencia es clamorosa y demanda nuestra absoluta intransigencia para remediar su inmerecido castigo: la mujer.
Si alguien se toma la molestia de mirar el mapa de arriba, se dará cuenta de que el mundo se ha dejado estrangular por una especie de cinturón de miedo, esclavismo, discriminación, sufrimiento e injusticia ante el que nosotros callamos, asumimos, decimos que hay que respetar la religión, que todos somos libres y no sé que más zarandajas y gilipolleces más relacionadas con la corrección política. Y ya está bien, hay que rebelarse ante esa mezquina discriminación cruenta y asesina.
En todos esos países no hay libertad ya que la mitad de su población no lo es; el Islam discrimina y ultraja la idea de libertad de la mujer y eso no es respetable, no es lícito, no es democrático y no es justo, así que menos pollas en vinagre y más medidas que consigan que esos nazis machistas se pongan las pilas y se vayan a escardar cebollinos sin más nada.
Egipto va a retroceder, se va a ver inmerso en el medievalismo y nosotros miraremos a las pirámides sin darnos cuenta de la desaparición de las mujeres en el silencio de la opresión y la tortura.
Somos gilipollas, sencillamente.
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