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sábado, 27 de febrero de 2010

LA RELIGIÓN, DIOS y LOS CONDONES (25 sep 09)

El parlamento rechaza la moción de reprobar al Papa
Esta vez la cosa se pone espesa. Mezclar religión, Dios y condones; al parlamento español, al belga y a los obispos parece imposible, pero gracias a las preclaras palabras del Papa Benito XVI la Iglesia lo ha conseguido. Analicemos el logro.
En primer lugar, ya está bien de confundir la libertad religiosa con la sacralización de la mentira. Cada uno es libre de adorar a quien le dé la gana, pero esa libertad no le autoriza a negar lo que de ciertos tienen los planteamientos de la ciencia médica. Por fortuna, los científicos se limitan a decir que “a la luz de los actuales conocimientos, lo más seguro es que esto sea cierto”, sin negar, en ningún momento, otras posibilidades o cambios de criterio en función de nuevos descubrimientos. Así pues, la comunidad científica internacional está segura de que el uso del condón evita, en gran parte, el contagio del SIDA. Bueno, pues para el Papa esto no sólo no es verdad, sino que agrava el problema y fomenta el contagio.
Algunos dirán que interpretado según la doctrina de la Iglesia como se explica en no sé qué encíclica, de no sé qué Papa, en no sé qué Siglo, lo que el abuelo ha querido decir es todo lo contrario de lo que ha dicho. En román paladino: lo que ha hecho el Papa es dar la razón a todos esos animales de bellota que, hablando sin tapujos, quieren follar sin condón; a todos esos que piensan que eso de las gomas es de mariquitas; ha consagrado las prácticas de todos esos pueblos sumidos en la incultura y el atraso a los que tan complicado es cambiarles el paso y los hábitos sexuales. Y lo ha dicho en el lenguaje que ellos entienden, no en el que entienden los doctos príncipes de la iglesia.
El Papa podrá decir que, bajo la doctrina de la Iglesia, sólo hay que hacer el amor para tener hijos; que en su club no entran los promiscuos; que si has tenido la mala suerte de contagiarte del SIDA en una transfusión y estás casado, la cagaste: no haces el amor el resto de tu vida o contagias a tu pareja que, muy cristianamente, aceptará compartir contigo la carga de la enfermedad. Puede decir todo eso y mucho más, pero no puede, bajo ningún concepto, decir que el condón aumenta el riesgo de contraer el SIDA. Eso es mentira, es peligroso, es dañino y aumenta, directamente y bajo su responsabilidad, el número de muertos y enfermos. Simple y llanamente, es así; es una conducta “cuasi delictiva” y el cuasi viene de la falta de ordenación jurídica, no de la falta de convencimiento moral sobre la autoría del delito, que es completa.
Todavía, y ya son demasiados siglos, estamos sometidos a esa forma insidiosa de argumentación: desde la religión se puede decir todo y todo vale, pues está amparada por el derecho individual a creer en lo que se quiera sin dar explicaciones. Bueno, pues no. Se ha terminado y debe quedar claro, para todos, que eso no es así. La religión no está por encima de las normas sociales organizadas en los parlamentos y en el código penal. Un obispo que no denuncia a un pedófilo conocido bajo confesión es un encubridor y debe tener que hacer frente a un juicio; un religioso que dice que una transfusión es mala y gracias a eso, los niños de su congregación mueren, debe tener que afrontar su responsabilidad junto con los padres que deniegan el derecho de auxilio. Un religioso que impide que los niños conozcan la teoría de la evolución y sólo expone el creacionismo, es culpable de mentir como un bellaco (lamentablemente, este delito no está tipificado en el código) y de llenar de basura la mente de los niños.
La religión no puede ir en contra de la ciencia, de la verdad y del sentido común. La religión, perversión de ámbito privado, debe quedar restringida a ese espaco y sería hora de que los que lo practican fueran tan circunspectos en cuanto a su difusión como lo son los que se dedican a medio asfixiarse con bolsas de plástico o introducirse por el ano objetos que nunca fueron creados o diseñados para tal fin.

2 comentarios:

  1. A estas alturas de mi vida ya no espero que la religión católica ha su trabajo como dios manda y deje de meterse en charcos que no les corresponden. Ya no me sorprende lo que dicen aunque me indignan de igual forma

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  2. Hola,

    Soy católico y creo que tienes toda la razón, la religión no puede ir en contra de la ciencia, del sentido común y mucho menos de la verdad. Y claro, científicamente es innegable que el condón tiene una efectividad altísima (más del 95%) para prevenir el SIDA. Pero permíteme hacer una reflexión llena de ciencia, matemática y sentido común:

    Sin condón, de un total "X" de relaciones sexuales resultan "Y" contagios. Supongamos que la probabilidad de contraer SIDA usando un condón se reduce en un 95%. Luego, usando condón, del total "X" de relaciones sexuales resultan sólo "Y*0.05" contagios. ¡Fantástico!

    La pregunta es... si existe, se facilita y se promueve abiertamente el condón, ¿seguirá habiendo "X" relaciones sexuales? ¿Qué ocurre si aumenta 20 veces el número de relaciones sexuales? ¡El número de contagiados con SIDA es exactamente el mismo! (Y*0.05*20=Y). Es decir, si repartir condones a diestra y siniestra aumenta en más de 20 veces el número de relaciones peligrosas, entonces efectivamente aumentará el número de contagiados.

    Tan sólo cuestiónate tú (yo me he cuestionado): estás en un bar, conoces una chica, no sabes su pasado sexual. Si no tienes condón, quizás prefieras no tener sexo con ella, porque podrías contagiarte algo (0% probabilidad de contagio si haces esto). Pero si tienes un condón, seguramente estarás dispuesto a tener sexo con ella y correr ese riesgo (la probabilidad de contagio aumenta a 5%).

    Pura matemática querido amigo.

    Saludos,

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