Cuando los de los Fachaborrokas tomaban la calle era patriotismo. Cuando los estudiantes se manifiestan es terrorismo callejero auspiciado por Rubalcaba.
Que el PP arrasaría toda la zona económica correspondiente a ese estado del bienestar que tanta grima le da era algo conocido –espero que sus votantes lo tuvieran tan claro como yo –pero es que sus forofos se están pasando de frenada con lo que e podría llamar “daños colaterales”. Lo público ha sido maldito de muerte y las administraciones, además de pasarse lo del control de déficit por el arco del triunfo, buscan privatizarlo todo con un ansia verdaderamente asesina.
Un buen ejemplo lo tenemos en Madrid, Comunidad que saldrá del gobierno de Esperanza en una situación semejante a la red ferroviaria inglesa tras el paso de la dama de hierro. El Canal de Isabel II encabeza la ofensiva más allá de cualquier raya: no hay nada sagrado, ni el agua, que debe aportar pingues beneficios y nada de mandangas comunistoides de igualdad de trato y herejías semejantes. ¿Información pública? Mejor le damos el negocio a los afines: los informativos de Telemadrid se le asignan a Jimenez Losantos y todos felices.
La legisladura militar viene cargada de venganzas y asignaturas pendientes: Torres Dulce le baila el agua a la teoría conspiratoria del 11 M; Rouco se enroca en el integrismo más absoluto y la izquierda de campo y playa. Los sindicatos, cuya autoridad moral y su legado quedó olvidado, enterrado y traicionado hace años no son capaces de ofrecer modelos lógicos y eficaces para gestionar la tragedia del paro y de la estructura laboral de este país, acosada desde ambos lados por una patronal ultarmontana y unas organizaciones laborales que se vendieron a cambio de los puestos en los consejos, olvidando que su misión era defender el trabajo como objetivo básico de su existencia.
Rajoy se pelea por el 5,8, el 4,4 o lo que sea mientras que sus forofos piden a gritos la vuelta de una sociedad franquista representada por Cospedal y su mantilla. La vamos a joder más de lo que algunos imaginan.
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