En España tiene que llover a cántaros otra vez.
A ser posible, entre el 1 y el 8 de Abril.
Se acabó: no hay piedad, no hay cuartel ni medias tintas. Por mucho que mi amigo José Manuel me cuente de tradiciones, industrias y zarandajas varias tiene que llover de norte a sur y de este a oeste de este país ensombrecido y entregado al colaboracionismo más denigrante.
Casi me convence, casi me apiado de bordadoras, orfebres y cofrades, pero Cospedal me abre los ojos de nuevo y Rouco me recuerda que la pasividad es culpable, que el que calla otorga, que la pasividad es dolosa.
Me explico: el azote toledano, esa gárgola medievalista que señorea Castilla-La Mancha, se ha descolgado con eso de que la “semana santa es una fuente de inspiración y enseñanza para afrontar la crisis”. ¡Me cago en todo lo que se menea! Ahora dependemos de una solución que llega por vía de zurriagos arrepentidos y encordados siniestros; de penitentes y de capirotes oscuros puesto que la política del PP ya nos ha demostrado que de solución, nada de nada: a tragar y sin protestar.
Por si eso fuera poco, Rouco desdice a sus organizaciones de base y les recuerda a los suyos que no se muerde la mano que les perdona algo tan terrenal como el IBI, no toquemos los cojones. La iglesia demuestra, una vez más, que se puede llenar la calle de protestas contra la izquierda, contra la libertad de culto, contra la educación para la ciudadanía y hacer misas de familia contra la ley del aborto; pero cuando la derecha gobierna lo hace por la gracia de dios así que todos a casa y a rezar el rosario, por mucho que el paro cabalgue el tigre de la reforma laboral.
España necesita agua y a fin de cuentas, hay más familias que dependen del trigo que de vender velas para los pasos, tronos, estaciones de penitencia o como coño se llamen esas escenas truculentas propias del más exagerado sadomasoquismo anglosajón , de manera que todos a pedir que llueva, que la canción vuelva a sonarvuelva a sonar pidiendo que en este país caigan verdaderas cascadas de agua que se lleven a las cloacas esa mierda pseudoreligiosa que sólo pretende acallar la santa indignación de los que nos sentimos insultados por todas esas supersticiones. ¡A pagar impuestos, curillas! ¡A currar políticos! Y que dios se ocupe de sus cosas y de hacer llover a tiempo, que ya está bien, hombre: cada uno a lo suyo y no enredemos meando fuera de sitio.
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