Siempre hay otra salida

Mossos de la Policía Catalana vigilan la única salida que nos impone el BCE. Hay imágenes que revelen mundos ocultos, y esta es una de ellas.

Llevamos meses escuchando que todas las acciones de voladura y demolición de nuestro modelo social se llevan a cabo “porque no hay otra salida” y hace meses que vengo diciendo que esa salida conduce al fascismo, que es el único sistema político que convive feliz sin alternativas a las que superar. Ese “no hay otra salida” se enmarca de forma armónica en un lenguaje pervertido que nos llega del poder político y que niega la realidad bajo eufemismos y juegos de diccionario y además, lo hace con maestría y constancia aprovechando la dejadez general.

España habla de recortes en la educación sin darse cuenta que eso significa futuras masas de profesionales y pobreros de baja cualificación que, sin haber empezado, tienen perdida la batalla de competitividad y productividad frente los esclavos asiáticos de hoy y los africanos del futuro. Hablamos de recortes en educación sin poner el verdadero significado de esos recortes encima de la mesa, un significado que se mide y se evalúa contando los muertos que esas medidas van a provocar.

Se habla del adelgazamiento del estado cuando se pretende su voladura sistemática en favor de una actividad empresarial que consume el tejido social de la misma manera que los tumores consumen los cuerpos: sin piedad.

Esa salida que nos imponen es una salida al fascismo de la uniformidad, del silencio, del miedo a perder el trabajo, de la desigualdad y el mantenimiento de los privilegios de clase; es la salida que pretende mantener lo que la derecha siempre ha llamado “el orden natural de las cosas”; es una salida hacia la desaparición de lo que nos ha hecho solidarios, avanzados, cultos y humanos repartiendo riqueza, potenciando la formación por encima de la cuna; es una salida hacia el asesinato de Europa como idea en favor de la consagración de la idea del ciudadano como negocio.

Hay otra salida, siempre hay otra salida y afortunadamente, estoy convencido que volveremos a crear una salida más justa, más solidaria y más humana que el fascismo que tratan de imponernos.