¿Estamos todos locos? 2 de Marzo

Copio el titular que encuentro en Religion Digital agradeciendo el regalo que supone para la realización de los deberes de hoy:

Por utilizar la imagen del Cristo del Corcovado

La Iglesia brasileña demanda a Columbia Pictures

La cosa se origina en que a la arquidiócesis (son cursis hasta en la nomenclatura) de Rio de Janeiro no le ha gustado que el famoso Cristo apareciera formando parte del cartel que encabeza la noticia y que anunciaba el estreno de 2012. Por si alguien no lo ha pillado, lo de 2012 es una estupidez de carácter cósmico con al que se ha montado un negocio que trata de nutrirse en las fuentes de varias creencias religiosas. Los cachondos han cogido a Nostradamus, el calendario Maya, la Biblia y no cuantas cosas más y han formado un batiburrillo que concluye con la afirmación de que todoeste invento se acaba el 21 de Diciembre de 2012.

Hacer caso a semejante estupidez ya es “pa nota”, pero poner una querella y organizar el cirio por la utilización de un monumento universal, que pertenece a todos y a ninguno, en un cartel publicitario es para que alguien se lo haga mirar.

Si la ciudades como Nueva York, San Francisco o Chicago hubieran interpuesto querellas contra todas las productoras que no sólo han utilizado su imagen, sino que han basado su negocio en todo tipo de calamidades, incendios, destrucciones, epidemias, invasiones - ¿seguimos? - los tribunales de Estados Unidos estarían colapsados, así que la pregunta podría ser: ¿Quiénes se creen estos chicos que son para hablar, en cuanto se relajan un poco, n nombre de TOOOOOOOOODA LA HUMANIDAD?

Les sale un deje, una tendencia, una naturalidad a la hora de ponerse el sombrero de la soberbia y, mirándose al ombligo, decir que lo suyo es lo de todos y que si ellos se ofenden se ofende Dios, el mundo y todo lo que pasaba por allí que cada día me indigna más. Los señores rectores de tan respetable arquidiócesis (zona de influencia del arzobispo) podrían preguntarse de dónde salió el pastizal que costó levantar ese monumento que vigila la vida de millones de habitantes de fabelas miserables que nada saben del fin mundo pero que lo saben todo sobre las mil formas del hambre y la indigencia. Podrían mirar hacia los analfabetos, perseguidos y condenados; podrían mirar hacia los niños de la calle cazados a tiros por una policía que comulga –ellos si pueden comulgar, pues defienden la vida, la buena vida de la gente de orden – a diario antes o después de dedicarse al divertido deporte de pegar tiros a los niños sin hogar.

La iglesia de Brasil, también ella, cuenta con su larga lista de curas pederastas que no han sido entregados al brazo secular; cuenta con millones de pobres a los que atender, con millones de niños sin hogar, con miles de indígenas a los que proteger y se preocupa, dedicando dinero, esfuerzo, inteligencia y talento, a pleitear contra la Columbia Pictures.

De verdad y sin afán de hacer demagogia ¿Nos hemos vuelto todos locos?. Si no es por una epidemia de locura colectiva, me resulta imposible entender esta noticia y más difícil aún que no vaya seguida de la fulminante destitución del cretino que la genera. Aterricen señores, que hay cosas serias de las que ocuparse.