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viernes, 5 de marzo de 2010

A vueltas con los toros. 5 de Marzo

Forges, como siempre genial, resume todo el esperpento que yo he tratado de contar en tantas líneas, en una sola viñeta. Menos mal que siempre hay alguien que de verdad sabe hacerlo para acudir a él.
Publicado en El País el 6 de Marzo de 2010





 


Sigue, crece y se desborda el debate sobre las comparecencias que están teniendo lugar en el parlamento Catalán sobre la prohibición de los toros en Cataluña. La cosa, como era de esperar, se va saliendo de madre y ocupa lugares políticos que, creo firmemente, no son los adecuados.
Unos, pasados de frenada, meten en el discurso la ablación del clítoris practicada en algunos países mientras que otros, vencidos al otro lado, declaran a los toros Bien de Interés Cultural. Como no estoy de acuerdo ni con unos – cobardes a la hora de la verdad- ni con otros, tan oportunistas y demagógicos como los primeros, me voy a meter en harina para intentar explicar, una vez más, las razones por las que deseo, fervientemente, que esas celebraciones pasen a los archivos de la historia.
¿Es un patrimonio cultural? Por supuesto que sí, lo cual no le otorga, de entrada, ninguna categorización positiva o negativa. Hemos tenido, y tenemos y mantenemos, costumbres y usos que comparten esa categoría y que se han olvidado unos, erradicado otros y desaparecidos, simplemente, otros muchísimos. Es un bien cultural contra el que, en su día, predicaron papas y obispos y del que dejaron de ocuparse pendientes de cosas más importantes. ¿Ha generado cuadros, literatura y formas artísticas de diversa índole? Claro que sí. ¿Cambia eso su naturaleza primigenia?. Estoy convencido de que no y podemos encontrar docenas de ejemplos de formas artísticas maravillosas basadas en realidades y hechos deleznables, tal y como muchos trabajos de Goya nos recuerdan cada día. Tampoco me sirve demasiado como argumento definitivo.
Pasemos un rato al otro lado. La iniciativa que se debate es miserable, rastrera, mentirosa y falaz, pues moviliza lo mejor de una corriente generosa, positiva, bienintencionada y ajena a la política, para colocarse mejor ante las elecciones catalanas y sacar votos de cualquier lado. A los que han presentado la iniciativa: son Vds. unos timadores pues, bajo esa bandera de limpieza, han escondido la cobardía de mantener lo peor y menos controlado de las tradiciones populares que se ceban en los toros. Todo eso de los “bous al carré” y similares es lo peor, lo más cutre, cruel, incontrolado, salvaje y deleznable de entre todo lo relacionado con el mundo taurino. Pero como a Vds. les ha parecido que cabrear a los mozos de los pueblos podría restar votos, son tan listos que atacan lo que puede dar votos - lo antiespañol - pero mantienen lo peor de lo que dicen prohibir. Vayan Vds. al cuerno.
En cuanto a comparar los malos tratos animales con los realizados a personas, creo que sobra cualquier comentario. Si el compareciente quería hacer un favor a los animales, le ha salido el tiro por la culata y se ha equivocado de medio a medio.
Volvamos a los del otro lado y a su defensa de la libertad individual para ir ó no ir, ver o ó no ver y demás simplezas. Nadie niega la libertad del individuo en este debate, lo que se niega es que los animales, un animal en concreto, deba estar sometido a vejaciones y sufrimiento para que alguien se divierta ejerciendo una libertad basada en algo tan ruin como es hacer sufrir a un bicho. Tanto es así que cuando no tenemos, como sociedad, más remedio que matar animales para comer, intentamos que esa muerte se produzca de forma que nos deje las conciencias dormidas, que tampoco voy yo a defender el cómo viven y mueren los animales destinados al consumo humano.
Poniendo, de nuevo, las cosas en su sitio: la evolución de las sociedades tiende a olvidar esas formas de diversión y con los toros pasará lo mismo. Hoy, una iniciativa equivocada, falaz y mezquina le ha hecho un favor a los que apoyan a los toros y en cuanto empiece la temporada los tendidos se convertirán en “manifestódromos” de la derecha, con la lideresa a la cabeza en la Feria de San Isidro. Todo eso les dará “vidilla” a los que intentan mantener la bandera de los toros, pero el tiempo y las corrientes sociales dominantes ya han dictado sentencia y los toros pasarán a mejor vida.
Primero pasarán todos los festejos callejeros del estilo de tirar la cabra desde el campanario o ponerles bolas de fuego en los cuernos; alancearlos en el campo, clavarles miles de lancetas, saltos al mar etc. Señores que defienden la fiesta de las grandes ferias y cosos taurinos: ¿También defienden la belleza y tradición cultural de esas salvajadas? No les he oído ni una matización y sería importante que se manifestaran.
Después de esos festejos, se olvidarán del resto y se olvidarán porque dejará de ser negocio y las masas y el dinero buscarán otras distracciones. Tan sencillo como eso. Ojalá sea pronto, pero me temo que lo mal que se ha gestionado esta oportunidad ha conseguido todo lo contrario.
Mientras tanto, sigo reivindicando algo que considero irrenunciable: ni un euro de dinero público para fomentar o mantener nada relacionado con ese nuevo Bien Cultural.

2 comentarios:

  1. de acuerdo en todo y además no evolucionaremos cómo ser humanos, mientras nuestras diversiones pasen por maltratar a los animales

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  2. Visto para sentencia. Los toros se acaban.

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