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miércoles, 21 de abril de 2010

Debate


Por fin lo que escribo en este cuaderno-blog genera debate y controversia en un tema que, sinceramente, no me esperaba que sirviera para tan noble fin. Para los no seguidores, recomiendo, en caso de no haberlo leído y estar ajenos al intercambio de comentarios, pasarse por “Servilismo rastrero” antes de seguir leyendo y luego volver por aquí.
¿Ya? Pues vamos a seguir con el debate, que para eso se abrió este blog y no es cuestión de desdecir los orígenes. Sin que nadie se esperara la heroicidad, Fer sale en defensa de la actividad económica y el desarrollo económico de China con algunas afirmaciones como esta “China nos está colonizando a base de trabajo, esfuerzo, y un espíritu empresarial sin parangón”. Bueno, es una forma de catalogar la competencia desleal, algo que los tenderos de medio mundo, obligados a cumplir con la normativa local que ellos ignoran, pueden confirmar. Si cualquiera de ellos pudiera contratar trabajadores en las mismas condiciones cuasi esclavistas que ellos contratan, vía extorsiones mafiosas a las que pagar con jornadas de 20 horas diarias durante años para pagar pasaportes falsos y entradas ilegales en los países que colonizan, seguro que mejoraría sustancialmente la cuenta de resultados.
Como la relación de ejemplos como este es inacabable y larguísima, me gustaría elevar un poco el tiro y apuntar a la raíz de las diferencias que a ellos les permiten la realización de acciones que a nosotros, además de estarnos prohibidas, nos horripilan. Occidente ha evolucionado, desde mediados del Siglo XVIII hacia una sociedad que contempla el mundo con parámetros y sensibilidades muy diferentes a las orientales en muchas cuestiones. Para nosotros, la concepción sobre el ser humano tiende a la igualdad, a la justicia, a la necesidad de tratarnos con unas reglas justas que permitan la vida en condiciones de dignidad y libertad. Eso, para un chino, está a años luz de la cultura imperante desde hace siglos. En China, el considerado inferior, el que tenía menos poder que otro cualquiera, había sellado su destino sabiendo, desde su nacimiento, que la vida le había otorgado el papel de nada. La revolución Maoísta detentó el poder con unas premisas semejantes, es decir: ahora mando yo y el poder ha pasado de manos, pero el destino del que no es poderoso en el partido es seguir obedeciendo o arriesgarse a morir de la manera más ignorante de su dolor. Obsérvese que no hablo de crueldad, pues crueldad es un término que implica una cierta empatía con el que sufre. Oriente me demuestra, día a día, reportaje a reportaje y foto a foto que esa empatía no existe y que lo que hay debajo del desprecio al dolor ajeno es la falta de concepción igualitaria. El que sufre no es yo, luego no lo asimilo a mi condición de ser humano sufriente o doliente, como quiera llamársele.
Los primeros movimientos de índole social que se produjeron en Europa fueron promovidos, curiosamente, por la nobleza del imperio Austro-Húngaro, que entendió las bondades y ventajas de gobernar sobre un pueblo contento, próspero y capaz de hacer mover el dinero. Fueron los excesos de la revolución industrial y la creación de un proletariado urbano y casi esclavo, los que dieron lugar al nacimiento de la primera Internacional Socialista y a la expansión del marxismo, pero antes se había producido un cambio sobre le quelas reivindicaciones crecieron con buen abono.
El mismo estados unidos, de la mano de uno de los más grandes capitalistas (y por cierto, cuasi fascista por sus posturas filo hitlerianas) Henry Ford, propuso un cambio en la concepción delas relaciones entre el capital-empresa y el trabajador que, partiendo de un polo totalmente opuesto, daba como resultado una mano de obra satisfecha y mejor pagada. Para que pudieran, ellos mismos convertirse en compradores de coches, pero ese era el fin y supuso un motor económico enorme y colosal que consolidó a los EEUU como la economía más potente del mundo.
Ellos, esos grandes capitalistas, crearon tejido social a través de la actividad de la empresa, con un punto de vista muy lejano a lo que algunos entendemos como imprescindible papel del estado, pero no me quiero perder demasiado ni alargar más de la cuenta. Ante ese compromiso social del capitalista de principios del XX, ¿Qué nos ofrece el neocapitalismo de finales del XX? Este nuevo capital se ha convertido en un tumor que se beneficia del tejido social ya existente para extraer beneficio a corto plazo sin dejar nada a cambio. Un ejemplo reciente llamado “deslocalización”. Empresas que llevan años beneficiándose de un intercambio equilibrado con las áreas donde desarrollan su actividad, se dan cuenta de que la mano de obra es más barata en p.ej. la Mongolia Exterior y deciden llevarse toda una fábrica para allá y despedir a todos los trabajadores. Para muchos de la escuela moderna, lo lógico; pero para el tejido social original, una herida mortal Por varias razones: cuando esa empresa quiera vende sus productos donde antes generaba trabajo, se va a encontrar con un mercado muerto, de trabajadores en paro. Por otra parte, cuando se rompe el trato, hay que hacer frente a las consecuencias, de manera que lo lógico sería que los estados pasaran la cuenta: A ver, empresa X, tantos años de autopistas, tantos años de exenciones fiscales, tantos años de comunicaciones y redes de primer nivel, me debe Vd. tantos mil millones de pichurris. Y por cierto, como es Vd. declarada empresa non grata y dañina para nuestros intereses, sepa Vd. que los aranceles para todos sus productos son un tropecientos mil por cien. Buenas tardes.
Occidente está permitiendo que China meta goles con al mano, que haga mangas y capirotes con los acuerdos internacionales sobre patentes y persecución de la falsificación; inunda nuestros mercados con productos que no cumplen las normas sanitarias ni medio ambientales; produce su energía con carbón hipercontaminante que occidente ha desterrado desde hace años y además, lo extrae en condiciones infrahumanas y esclavistas. No hay costes laborales y eso no es libre mercado ni sana competencia, eso es jugar con las cartas marcadas y lo hace porque el que paga, manda. China ha comprado, y sigue comprando, una cantidad de deuda occidental que hace que vivamos de rodillas ante un modelo político putrefacto, venenoso, inmoral y ajeno, por completo, a nuestra idea de moralidad.
China nos está utilizando a la vez que nos debilita y seremos tratados como ahora vemos que se trata a los esclavos que desprecian. Que nadie piense que China, cuando tenga el poder por completo, será generosa: China nos hará esclavos y nos impondrá el modelo que ahora tiene y que planea eternizar, pues se ríe de nuestras tímidas indicaciones, nunca exigencias.
Hay modelos perversos y el chino lo es; por su origen, por su traición a los ideales que lo pusieron en marcha y que nunca quisieron cumplir, por la constante deslealtad con la que incumple acuerdos y contratos comerciales y por la inexistencia de cualquier voluntad de integrar valores occidentales en los que jamás ha creído, que nunca formaron parte de su cultura y que olvidarán cuando impongan la suya. Por cierto, milenios más antigua que la nuestra y con muchísima más mala uva. Tiempo al tiempo, que también hubo ingleses que creyeron que los nazis no eran tan malos. China es mucho más peligrosa que aquellos pobres nazis enloquecidos, pues ellos no tenían lo que a China le sobra: tiempo, dinero, inmoralidad y capacidad para engañar a los ambiciosos que se creen que las cuentas no se pagan. Siempre se acaban pagando, y la cuenta será grande, ya lo verán los que vengan detrás y tengan que convivir con las consecuencias de nuestro cobarde colaboracionismo.

1 comentario:

  1. En habiendo desenfundado de derecha a izquierda y de izquierda a derecha con efecto y perspectiva, me parece necesario abundar en la perspectiva, y en este caso la mía, para tratar de ser comprendido, y que esa comprensión sea la comprensión al chino, al que se le ha metido en un saco junto a 1.499.999 millones de sus congéneres en forma de ente maligno al que debemos privar de las posibilidades al alcance de su mano, en pro de un desarrollo más lento pero acorde con los estándares ISO que a Occidente dice, cara a la galería, que le convienen.
    La perspectiva que desde aquí se plantea se hace desde el empacho del bienestar. La perspectiva de los que nunca han pasado hambre, apuros los que quieras, pero hambre nunca.
    Hablar de fairplay económico- social en este tipo de países, y en este momento histórico, es pedirle a hienas y leones que se repartan filete de cebra equitativamente y con modales. En fin, está bien que se sepa que el ideal es otro, y todos lo saben, pero tienen hambre, hambre a tumba abierta, y la sana ambición de tener un reproductor mp3 como el tuyo.
    Yo puedo enarbolar una bandera contra el trabajo infantil. A mí me gustaría que todos los niños del mundo vayan al colegio, estudien y se desarrollen normalmente, pero ¿es siempre una alternativa? Negativo. Muchas veces, incontables veces, la hazaña de sobrevivir es mucho más perra que coser balones de Nike hasta la extenuación.
    A mí me gustaría saber que todos los trabajadores de las fábricas chinas tienen seguros sociales de vida, desempleo. . . pero bueno, me conformo sabiendo que las aseguradoras chinas son las de mayor desarrollo en el mundo, y deberíamos conformarnos todos, de lo contrario caemos en la utopía.
    Cuando hablamos que nos “roban” puestos de trabajo, es una evidencia, no podemos competir en igualdad de condiciones (ojo, tampoco nos dejan, fomentando la deslocalización) y hacerlo supondría bajar unos cuantos escalones de nivel social que no nos apetece . . . y aquí lanzo mi pregunta-daga: ¿qué queremos una sociedad occidental más acomodada o un mundo más compensado y justo?
    Dejo en el aire esa pregunta y otras ¿realmente China nos necesita o tiene de sobra con su crecimiento interno? ¿es China más injusta y dura que la India con sus castas, que Rusia con Georgia? ¿Que Israel con Palestina? ¿es más venenosa China que Suiza y su secreto bancario? ¿No progresa el bienestar social en un país donde se venden más Audis que Europa?
    Bona nit.

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