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miércoles, 7 de abril de 2010

¿Qué fue de los abanicos y de las flores?

Todas las épocas han generado códigos de galanteo basados en los objetos y en las acciones más peregrinas. Ofrecer agua bendita en el hueco de la mano a la dama que entraba en la Iglesia, era un acto de arrojo casi heroico que comprometía,por igual, a la fama de la mujer y el honor del hombre que debía hacer frente al compromiso ofrecido.
Los abanicos hablaban como telégrafos en una época represiva que impedía el trato normal entre sexos, que para eso los chicos tenían a las golfas y las chicas…las chicas no tenían sexo, simplemente. También las flores se dejaron utilizar para transmitir emociones y estados de ánimo; todo un resumen de la normal evolución de las relaciones. ¿Qué las rosas eran…? Huy, que mal vamos. ¿Qué eran….? Gracias al cielo me sigue queriendo. Infantil, pero esos códigos generaron alegría, inquietud, enfado, tristeza y todas la gama de emociones que habitan en el espíritu humano.
Leo en El Mundo que a Brasil ha llegado la maldición de las pulseras del sexo y me pica la curiosidad: ¿que serán esas pulseras para conmocionar la actividad sexual de todo Brasil, país conocido por su libérrima concepción de la cosa del fornicio.?
La noticia pone los pelos de punta por la simpleza, vulgaridad y falta de elevación mental. Se trata de que el color de las pulseritas de la foto lanza un ofrecimiento directo para todo aquél que, al romperla, se haga merecedor del premio ofrecido sin excusa ni dilación.
Desde el suave amarillo que promete besos hasta el negro profundo que asegura sexo completo, inmediato y anónimo, la gama de colores y pantones recorre el imaginario sexual sin dejarse nada; sólo se olvida de que las portadoras desconocen el código y no saben que tipo de guerra es el que van pidiendo.
Se están empezando a producir violaciones y agresiones sexuales de toda índole avaladas por el hecho de que “ella llevaba la pulsera, conseguí rompérsela y luego no quiso pagar y cumplir la promesa anunciada”.
No sólo es patético, es que, una vez más, la mujer debe asumir un papel pasivo y sumiso ante la acción masculina; sin importar nada más. Es el amo que exige el trabajo contratado.
El sexo es estupendo y estoy a favor de que el ser humano haga uso de esa función como mejor le parezca, sin importar el género, pero este juego absurdo de violencia y destrucción me parece sórdido, cruel, desalmado y muy poco digno de la condición humana.

2 comentarios:

  1. Yo no sabía, hasta hace poco tiempo, que también la forma de dar la mano, confiere al varón la vanidad de creer que la mujer ha aceeptado un ofrecimiento. En este caso, la ingenuidad y desconocimiento de este idioma absurdo dejaba a la mujer como una p. cualquiera dispuesta a dejarse llevar al huerto.
    Ahora es difícil pillr desprevenida a una chica porque lo saben casi todo. Una canallada más.
    7 de Abril de 2010. a..

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  2. a los que abusan de la inocencia de las niñas les cortaba los huevos con un cuchillo oxídado.N o se merecen otro trato ni comentario

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