Como casi siempre que no tengo un tema muy fijo en la cabeza que se ocupe de hacerme los deberes, debo recurrir al picoteo de ideas, sugerencias, titulares y sorpresas. La primera: Tal día como hoy hace cuarenta y seis años, el que suscribe hacía la primera comunión. Ojo, no confundir con esas ceremonias “light” de estos días en las que los niños parecen ir relajados porque han quedado con un amigo de toda la vida. Yo hice la primera comunión de verdad; la primea comunión que acojonaba porque te comías a Dios; así, con mayúsculas y todas las letras. La primera comunión que te daba el pasaporte al pecado mortal y con él, te abría las puertas del infierno. Hoy dios ha perdido las mayúsculas, el latín, el miedo y hasta el respeto, que parece relegado al papel de mensajata que trae los regalos y la “play station” de rigor. En fin, cosas de la vida: uno menos.
Otro titular sobre la necesaria preservación de espacios del mediterráneo me lleva a sugerir la posibilidad de que los ayuntamientos y administraciones hagan unos números muy sencillos: Se me van ustedes a L´Startit y pregunten al personal que tal les ha salido la jugada de declarar los piedros esos que están cerca de la costa Parque Natural. Si después de hablar con los aborígenes, mantienen las dudas, es que son todos idiotas. El mejor negocio de la Costa Brava, con diferencia, son los meros protegidos de la zona. Llevan años dando de comer a todos, fomentando el turismo y de paso, llenando las zonas limítrofes con buenas capturas para la pesca local. Mejor negocio, imposible: basta con dejar que el mar haga lo que mejor sabe hacer: crear vida.
Otrosí: Ágora no se verá en Alejandría. No he visto la película, pero si trata de lo que su director dice que trata, demuestra que no solo debería estar permitido verla en esa ciudad, es que debería ser obligatoria. La intransigencia religiosa se mantiene como la principal fuente de conflictos, guerras y muertes de la historia - ¿y el futuro? – de la humanidad.
Y final: la traca la pone el PP y su ataque contra la investigación de todo el caso Gurtel. Ahora resulta que todo es producto del trabajo de unos cuantos policías que se encargan de falsificar pruebas y amañarlo todo. El PP debería recordar, de vez en cuando, que la política es un empeño elevado para conseguir una sociedad mejor. El Sr. Rajoy y sus directivos – que tampoco son muy distintos de los de enfrente, ojo – la están cagando, con perdón, y lo hacen de la misma manera que lo hizo González cuando la mierda le llegó a las orejas: echando la culpa a los que le querían mal. Al PP, y a los que el PP ha gobernado y gobierna con las acciones que sustentan el caso, se le está pudriendo el tiempo y la oportunidad de hacerlo bien en las manos. Dentro de unos meses, el caso se habrá llevado muchas cosas por delante, del PP y de fuera el PP, entre ellas, y la más importante, muchas de las ilusiones de miles de ciudadanos que asentirán cuando los peligrosos fascistas agazapados vuelvan a decir: “Todas las democracias son un nido de corrupción. Es mejor que mande uno que no tenga tentaciones”. Ese día está cercano y nos pone en peligro a todos, no sólo a los chorizos que se han cargado el PP como antes se cargaron al PSOE.
Hasta mañana.
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