El mes de abril muestra toda su crueldad en esta tarde gris y desabrida que, como cada año, juega con nosotros para descubrir la debilidad de nuestras esperanzas de sol. Nos lo enseña y como niños, pensamos que el sol ya se quedará con nosotros hasta octubre, que las templadas mañanas invitarán al paseo y que los atardeceres teñirán las cumbres con el incendio de sus infinitos naranjas, pero no: el mes de abril se complace en mantener los fríos y los vientos invernales dejando en las cumbres el recuerdo de la nieve de esta noche. Odio el mes de abril y nadie me entiende, pero cada año es más obvio que este mes se creó para recordarnos que la carne es débil; la esperanza, vana y el hombre un juguete de la naturaleza y del destino. Está claro que sólo es primavera en El Corte Inglés. Fuera, reina el frío hasta que Mayo o Junio abran, de repente, las puertas del infierno y nos olvidemos de la inexistente primavera de Madrid. Por lo menos, siempre podremos confiar en el fiel y melancólico otoño para reconciliarnos con los equinoccios y el calendario.
Pero el hartazgo al que alude el título es más moral que físico; más por necesidad de recuperar lo obvio, de la esencial necesidad de ética y del compromiso con la política. Anoche, mientras no dormía y escuchaba en la radio los estructurados y sensatos discursos de unos socialistas franceses que explicaban, con calma y mesura, los graves problemas de la izquierda europea; que planteaban los campos en los que investigar modelos sociales y ofrecer a los ciudadanos un terreno en el que ejercer la ilusión, el compromiso y el progreso, lloraba de envidia. Este país pierde impulso, ilusión y fuerza colectiva, mientras su clase política pone de manifiesto una falta de preparación, ética y criterio que me llena de pena. Pena es una palabra que contiene mucho más sentido de lo que parece: pena habla de lo que puede ser y no es, de lo que nos falta sin motivo y sin razón; pena habla de lo que nos han robado en silencio y que no nos dejan recuperar; la pena nos debilita el alma y nos deja sin ánimo, exangües y sin poder ganar el futuro que llega para señorear un terreno conquistado y vacío de ilusión y de esperanza.
¿Es que los españoles nos quedamos sin fuerzas tras ganar la transición? ¿Es que los partidos se van a quedar con este país para convertirlo en un campo de ovejas modorras? ¿Es que la inteligencia política que tuvimos ya ha muerto y se declara impotente frente a este hijo monstruoso que ayudaron a crear y que su lejanía hace más fuerte?
No podemos seguir en silencio mientras unos y otros se confían pensando que vale todo; que la mentira, por miserable, ruin y rastrera que sea es válida si sirve y aporta algo. La nomenclatura de los partidos ha conseguido asfixiar la inteligencia que en ellos habitaba como un molesto sarpullido. Eliminado el escozor, el cuerpo duerme tranquilo a la espera de que le cambien de cama: hoy dormimos en el poder y mañana en la oposición, según la marea nos lleve. ¿O es que alguien piensa que Rajoy quiere trazar otro rumbo que no sea el dejarse llevar por la corriente de los acontecimientos? Me asquea esa mezquindad que no propone sino que carroñea sobre las heridas del contrario; que niega sus propios defectos para señalar los defectos del contrario sin hacer nada por mejorar.
El PSOE tuvo su tragedia y la pasó con una auténtica carnicería de primarias, candidatos abrasados y guerras generacionales que se olvidaron de los ayuntamientos –sumidero de las peores pasiones y vivero de cuentas “B” para todos los partidos – y de la Comunidad de Madrid, donde su propia estulticia los dejó KO ante el golpe bajo de la corrupción que el PP propició, ejecutó y rentabilizó sin que se haya recuperado todavía de esa pesadilla. Esperanza Aguirre gobierna sobre ese baldón, pero ella parce ignorar todo lo que no sea su sueño de poder y mira hacia la calle Génova con ansias asesinas.
Hoy el PP vive su particular Gólgota mirando hacia fuera; enceguecido de odio hacia un pasado que, lejos de ser lo que ellos querían que todos creyéramos que fuese, se desvela putrefacto hasta la médula. El caso Gürtel hará mucho daño a España, como la corrupción del PSOE nos hizo daño y atacó al colectivo social, pero ellos piensan que el daño queda restringido a su propio partido y se equivocan, pues nos contamina y nos desangra a todos.
Inmersos en el daño de la herida y la pelea, tiran bocados y arañazos sin control y jalean las barbaridades de unos y de otros buscando el absurdo que lo explique todo sin que ellos sufran daño alguno, pero no se dan cuenta de que esa explicación no es posible si la buscan fuera de los que, desde dentro, aniquilaron su ética para servirse de la política y generar dinero, satisfacer ambiciones y entronizar una forma de vida repugnante. Durante años mucha gente aspiró a lo que ahora se nos muestra como el compendio de lo hortera, el mal gusto, la prepotencia y el derroche, pero no nos olvidemos que hace diez años era lo más y muchos perdían el sueño por colocarse esos relojes o calzar zapatos como aquellos.
Yo estoy harto y, como yo, mucha gente que conozco y que asiste espantada a este desfile de absurdos en el que se ha convertido la política del país. ¿Soluciones? El caso es que, por hastío, desconocimiento, impotencia o imposibilidad de nacionalizarme francés, noruego o austríaco, no las encuentro, pero este país debe tener, en algún sitio, una reserva intelectual suficiente para que nos saque de esta y jubile a los que han convertido el Parlamento – la casa de todos –en un muladar indigno donde los incapaces rebuznan. ¿Volverán los discursos y las palabras elevadas a dejar su recuerdo en los escaños que ahora ven, con pena, señorear en la cámara el insulto, la deslealtad y la traición? No lo sé, pero sí sé, con seguridad, que los necesitamos urgentemente.
Tienes razón: la desilusión se ha apoderado de todos nosotros y el hastío nos obliga a taparnos los ídos ante tantas estupideces.
ResponderEliminar¿Dónde están los debates serios e interesantes ? Donde las personas inteligntes hontadas y cultas con las que soñamos para que nos saquen de esa modorra dañina y mezquina con la que pretenden engañarnos ?
15 de Abril 2010. a.m.