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viernes, 4 de febrero de 2011

Femenina esperanza

¿Serán ellas la esperanza para un futuro sensato?

En la conversación de la comida se trataba el tema de Egipto, los hermanos musulmanes y de la sharía a las puertas de Israel bajo la preocupada visión casi general, pues sólo uno de los contertulios, Marta, con mucha experiencia e información sobre el tema, nos comentaba que sus amigos le hablaban de un movimiento de clases medias alejadas de los extremismos religiosos y con más ganas de un modelo de democracia occidental que de Ayatolás irakíes. La verdad es que no nos ha convencido demasiado, pero siempre es bueno dejar un rincón para que habite la esperanza.
Y la esperanza, femenina ella, como siempre se ha manifestado en un titular que leo en El Mundo y que, en su desarrollo, pone de manifiesto que en las calles de Egipto las mujeres se han soltado la melena y toman parte activa en la revuelta. ¿Será verdad que Marta tiene razón? ¿Serán las mujeres, la única esperanza que nos queda para formar una sociedad mejor, las que acaben por inclinar la balanza hacia la sensatez y el sentido común? La verdad es que la foto que encabeza esta entrada es un manifiesto por si sola, pero un manifiesto que tiene calado, que tiene raíces y que debería ser alimentado, abonado y cuidado con todo el cariño del mundo por un occidente que, todavía, no ha visto el enorme potencial de la mujer en el continente africano y en otras sociedades pendientes de poder desarrollarse, como asia, Iberoamérica y el medio oriente.
Basado en la mujer, en lo femenino, en sus valores, en su estabilidad y constancia, las sociedades podrán evolucionar con calma y seguridad, que los machos ya hemos demostrado para lo que servimos; un desastre, vamos. Es la mujer la que conecta con lo básico, con lo que es de verdad y necesario; la que sabe prescindir de lo superfluo cuando lo esencial está en peligro y la que jamás, jamás, pondrá en peligro el futuro de sus hijos y la prosperidad del grupo. ¿A que dicho así suena bien? ¿A que la música es agradable?
En los dos o tres últimos lustros hay multitud de ejemplos y demostraciones: los micro créditos de la India; los programas de contratación de mujeres en Marruecos para la recogida de la fresa de Huelva, las experiencias de ONG en Centroamérica y en entornos agrícolas de Honduras y Guatemala, todas ellas con un mismo resumen: si quieres que algo funcione, dáselo a ellas, nunca a ellos.
Si el hombre vuelve sobre sus pasos para avanzar y dejarle a la naturaleza femenina del mundo el mando de las operaciones, habrá esperanza. La mujer, como género, siempre atenderá y velará por el mejor futuro, elegirá lo correcto entre las armas y el arado; entre la comida y el tanque; entre la guerra y la paz; entre la vida y la muerte y siempre la encontraremos en el lado correcto. Si la mujer llena las calles de Egipto con su sensata presencia, la esperanza, la femenina y eterna esperanza, tendrá una nueva oportunidad para triunfar. Ojalá (o lo que es igual, lo quiera Alá)

1 comentario:

  1. Yo también he aprendido mucho en largas conversaciones con Marta.
    He leído bastante acerca de la fuerza del matriarcado pero sin llegar a tanto, estoy convencida de que la mujer posee una fuerza interior distinta a la del hombre.Creo que se basa precisamente en la esperanza y en el coraje que obtiene de la necesidad de velar por sus hijos. La mujer es capaz de organizar la guerra pero nunca abandonará la esperanza de conseguir la paz para los suyos y para el mundo entero. Esta ha sido siempre su ambición.

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