Imagen de la cumbre hispano alemana que tan suave discurrir nos ha ofrecido.
¿Alguien lo lamenta?
La prensa española amanecía llena de amenazas, befas, mofas, chirigotas, cuchufletas y demás juergas en torno a la cumbre hispano alemana; cumbre de la que, por cierto, hablaban pocos, pues todos resumían la cosa en un titular: Ángela Merkel viene a reñir a Zapatero. La prensa española, siempre tan limitada en sus perspectivas y tan centrada en descabalgar a Zapatero del poder –algo que se ha ganado a pulso, pocos lo dudan- olvidó decirles a sus lectores y consumidores que Merkel venía acompañada de nada menos que seis ministros, algo que, de entrada, es incompatible con una regañina.
Las relaciones bilaterales en la política internacional no funcionan así; son mucho más sutiles. Si Merkel hubiera querido poner en evidencia la política de Zapatero y por ende, la española, simplemente se hubiera “suspendido sin nueva fecha en la agenda” la prevista cumbre. Todo el mundo hubiera interpretado que la hembra alfa no se dignaba reunirse con alguien tan “eliminado” de la vida pública y en un país “condenado” a seguir emitiendo esa deuda cara que tan bien le ha venido a los subvencionados bancos alemanes. Merkel, que ahora se da aires de triunfadora, se ha entregado a una política pacata y cercana que, negando el papel de Alemania en la construcción europea, se ha mirado el ombligo para favorecer la dinámica económica de las grandes corporaciones alemanas y sus bancos.
Cada vez que el euro sufría ataques, las empresas alemanas se han forrado aumentando las exportaciones gracias a una moneda más débil. Cada vez que Alemania callaba sobre la situación española, los bancos alemanes compraban deuda española con dinero subvencionado por Merkel; sencilla operación que, sin hacer nada, les permití aumentar sus capitales un 4% gracias a que la señora cancillera nada tiene que ver con Helmut Khöl, Willie Brandt, Adenahuer y otros grandes forjadores de la supremacía alemana del nacimiento de una Europa orgullosa de su historia y su potencial.
Pero todo eso no es interesante para la prensa española: para la prensa española lo único importante, de verdad, es colocar a Rajoy en la Moncloa por poco atractivo que sea el proyecto, que lo es. Zapatero debería darse cuenta de eso y ejecutar respuestas de mayor altura intelectual y moral, lo cual, también, es pedir peras al olmo.
Insisto una vez más: España regala el gobierno por defunción y el único valor del PP para llegar a la Moncloa va a ser el de estar; el de conseguir que la gente piense que no se puede hacer peor de lo que lo hace Zapatero y su gobierno. Y eso, precisamnte eso, es una amenaza mortal para el sistema que se ve condenado a realizar relevos a la baja y no poner las metas altas en proyectos que movilicen las corrientes sociales tras una idea, un sueño y una esperanza; sea de derechas o de izquierdas, que eso, para la salud del sistema, es lo de menos.
Se marchó Merkel y como en el cuento del fanfarrón, “fuese y no hubo nada”, solo corrección política y más pensamiento único; ese que, bajo la comedida etiqueta de la productividad, quiere reinventar la fórmula del destajo. Nada nuevo bajo el sol.
Buenos días,
ResponderEliminaren líneas generales estoy de acuerdo. Me hubiese gustado alguna referencia de la "fracasada Merkel". Lógicamente, venía a buscar información para darnos de tortas hoy en Bruselas.
Esto me trae a la cabeza aquel chiste...estaban un alemán y un español en el cielo, el alemán estaba haciendo... lo que hacen los alemanes siempre....ahora no me viene a la cabeza, el otro se apresura y dice: -"trabajar", si, si, eso "trabajar".
Bromas aparte, creo que si la visita de Merkel hiciera reflexionar sólo por el tema SINDICATOS, les preguntaron y recalcaron que su financiación era "exclusiva" del dinero de sus afiliados, igualito que en España.