Para los que buscan eludir la Navidad: que cada cual elija lo que más rabia le de, pero ya puestos, el más diver: Dionisos
Para todos aquellos que como yo se preparan para afrontar las temidas fechas de la Navidad sin caer en la más negra de las depresiones. Son días en los que es tolerable el bajonazo, el hastío y una cierta angustia vital, pero como experto y veterano sufridor de fobias varias, comparto con vosotros ciertas estrategias que pienso desarrollar en las próximas semanas:
1º.- La batalla del nombre.
Nos remontaremos en el tiempo para conectar con atávicas costumbres relacionadas con el Solsticio de Invierno, de manera que podemos eliminar el abrumador componente religioso de las fechas y conectar con los ritmos de la naturaleza sin más. No existe nada más que el invierno, la naturaleza dormida preparando la próxima primavera, los ciclos naturales etc. Todo muy suave y ajeno a la cultura dominante hoy en día.
2º.- Hace mucho, mucho tiempo:
Vamos a contar una leyenda antigua que quita mucho hierro al asunto, de verdad.
Hace muchos muchos años, cuando la humanidad era joven y todavía ocurrían cosas muy extrañas, nueve vírgenes quedaron embarazadas sin haber tenido conocimiento carnal alguno y sin que ellas mismas se conocieran. Todas ellas dieron a luz niños varones que luego serían famosos. Se llamaron Attis, Buda, Dionisos, Jesús, Heracles, Krishna, Mitra, Osiris y Zoroastro y todos, salvo Krishna y Zoroastro, nacieron el mismo día: el 25 de diciembre.
Como siempre hay diferencias, no a todos se les recibió con la misma alegría y homenaje, así que Attis, Dionisos y Heracles no fueron visitados ni por magos, ni por reyes ni les hicieron ofrecimiento alguno. Simplemente nacieron y se dedicaron a hacer los que hacen los niños: llorar y crecer.
Sus coincidencias no acabaron con su nacimiento, pues todos ellos se dedicaron a la predicación, los milagros, la captación de discípulos y curiosamente, muchos de ellos tuvieron el mismo final. Crucificados murieron 6 y 6 de los nueve lo hicieron en primavera; pero lo más curioso es que de todos ellos, sólo Heracles no quiso resucitar al tercer día después de muerto.
Así pues, si alguien anda atufado con la festividad convencional ya puede elegir celebrar cualquier cosa, desde el solsticio de invierno hasta el nacimiento de Dionisos y participar, en lugar de la tradicional misa del gallo, en una buena bacanal de las que todos hablan y ninguno conoce. Al fin y al cabo, el de las hojas de yedra era muy dado a que se le hiciera la pelota con esas cosas, así que...nos vamos a los USA y la organizamos de forma legal, que allí la cosa de la religión está muy bien vista y vale cualquier cosa si se alega "mandato divino". Los hay que se meten el peyote con bendiciones mientras que otros, los de la marihuana terapéutica, pueden acabar en el trullo que ya se sabe que el cáncer da mucho vicio y se ceba con los hippies fumetas.