¿A quien ha indultado el gobierno, a Sáenz o al Santander?
Uno de los últimos consejos de ministros de la era Zapatero nos dejó, el viernes, un último testimonio del absurdo que domina los últimos meses de la legislatura: el indulto de Alfredo Sáez, cuestión que ha generad estupor hasta en el colectivo de jueces, poco dado a pedir explicaciones por los indultos concedidos. La condena de este señor es clara y dejaba probados hechos y cuestiones que son merecedores de condena, pero el Gobierno - y todos ellos son solidarios con el vergonzoso hecho - ha decidido que ese banquero, indigno, mentiroso, inmoral y muchas otras cosas más que implican la inhabilitación para ejercer como tal, sea indultado y no pague por su historial de delincuente.
Además de gratuito, este gesto es ofensivo en lo tiempos que corren. Es una tomadura de pelo a los que sufren las consecuencias de esta estafa financiera generada por banqueros que no hicieron de banqueros sino de gánsteres; es como echar sal en las abiertas heridas de una sociedad empobrecida que comprueba, una vez más, que unos son más iguales que otros y que si por casualidad a los jueces se les olvida que todavía hay clases, todavía queda un seguro, unos políticos inanes con capacidad y desvergüenza para limpiarle la cara a un delincuente de cuello blanco.
Zapatero y su gobierno han hecho bueno el escatológico dicho popular "para dos días que me quedan en convento, me cago dentro", lo que pasa es que esta vez, nos han echado a todos la mierda a la cara. Si no es por venganza a los votantes que lo hemos rechazado, la cosa no se entiende demasiado bien. Una más y esperemos que sea la última.
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