Divertidísima versión de la canción resistiré.
Los valores, ideas, criterios y acciones que defiendo no están de moda. Muchos son los que como yo se encuentran solos buscando apoyo, grupo, fortaleza y no la van a encontrar: nos hemos quedado solos frente a una marea que cree que ha vencido y que ya nada podrá parar la involución y el retroceso hacia la vida impuesta; hacia la uniformidad, hacia la falta de opciones y de libertad.
Quieren que vuelvan los jueves de corpus y los colectivos más radicales ya andan pidiendo que el nuevo gobierno recorra al galope el camino de retorno. Pedían en la calle la retirada de la ley del aborto; piden la invalidez de los matrimonios homosexuales; quieren crucifijos en las aulas y que ese dios impuesto y feroz vuelva a tener presencia en el estado.
El cardenal Bertone dice que hay una corriente en Europa que quiere expulsar a dios de la sociedad como si eso fuera malo: son ellos los mentirosos, los que llevan siglos imponiendo una mentira a sangre y fuego. Son ellos los que quieren que todos aceptemos la imposición de sus dogmas, de sus absurdos, de sus escenificaciones, de su poder y que asumamos un absurdo como si eso fuera bueno.
España ha iniciado un periodo en el que los que pensamos cosas parecidas a las que acabo de decir estaremos en minoría y seremos señalados, como siempre, por aquellos que se sienten bien en esos modelos de sociedad. Volveremos a estar en las cunetas, pero no debemos pensar que eso nos quita la razón. El número da poder y permite gobernar con absoluta y total legitimidad, pero ni da ni otorga la razón.
Los que ahora quieren imponer la religión se olvidan de que ninguna religión, en España, puede formar parte del aparato del estado y que eso es algo que debemos recordar sabiendo que los otros dirán que tienen derecho a confundir, a mezclar, a imponer.
Solos y fuertes para demostrar, con nuestros actos y comportamientos, que no hay superioridad de la religión sobre la ética; de la mentira de una espiritualidad impuesta y ritualizada sobre la moral individual de los que creemos en la necesidad de respetar y actuar con justicia sin otra recompensa que una humanidad más justa, más evolucionada y mejor.
Solos y fuertes, que hará mucha falta: nos van a dar hasta en el cielo de la boca si es que nos dejamos dar.
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