Un sacerdote no puede formar parte de un comité médico de la Seguridad Social.
Antes de marcharme a la celebración de la noche del Thanks Giving Day americano, una pequeña y ligera reflexión sobre la libertad de elegir el momento y al forma de hacer mutis ahora que lo religioso amenaza con volver a anegar nuestras vidas, tanto públicas como privadas. Van a cargar contra todo lo que huela a libertad y hay una parcela de libertad ante la que soy especialmente sensible y que quiero defender a ultranza: la libertad para morir como y cuando se quiera y además, hacerlo de forma legal y asistida sin necesidad de montar tremendos espectáculos sangrientos.
Por supuesto que todos somos libres de pegarnos un tiro o colgarnos de cualquier altura, pero eso no es lo que ahora comento. Lo que quiero es llamar la atención hacia casos extremos que necesitan -físicamente- ayuda para llevar a cabo los actos que se desean y que el cuerpo no puede llevar a cabo. Esa condena, y otras en las que la persona decide poner fin a su vida por las razones que sean, es infame, atroz y espeluznante y debería poderse eludir mediante un acto regulado de forma legal que ampare las actuaciones de aquellos que pueden y quieren ayudar a ejecutar una decisión libremente adoptada.
La Comunidad de Madrid es un lugar especialmente hostil para este tipo de actos y mantiene ciertas figuras inexplicables en los comités de ética médica dando lugar a situaciones como la vivida en la persecución al Dr. Montes o que la praxis médica deba contar con las bendiciones de un sacerdote miembro de esos comités. Es decir, que si alguna vez yo, como ateo convencido, tengo que ser ingresado, la ética de las actuaciones médicas las va a juzgar un cura al que no dejaré entrar en mi habitación. ¿Y por qué un cura y no un Rabino o un Imám a los que también rechazo de forma absoluta? ¿Por qué motivo se considera que un sacerdote está más capacitado que esas otras figuras para juzgar materias que desconoce? ¿Es mejor una moral que otra?
Por favor: fuera esas figuras de los hospitales públicos y hagamos caso al artículo 16 de la Constitución que dice que ninguna religión forma parte del estado. Digo yo que si eso es así, menos todavía debería formar parte de la Administración sanitaria, que si es algo, es parte del estado hasta que el PP la privatice del todo; que en ello está.
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