¡Bien!

Un  fondo magnífico sobre una forma brillante.

Hubo, en la ceremonia de inauguración de los juegos de Londres algunas cosas que me gustaron y además, me gustaron bastante; que hacía falta un toque de atención tan significado y significativo como el que ayer se dio así como quien no quiere la cosa.

Ayer se hizo un homenaje a la protesta social, a los movimientos obreros – Trade Unions - y se ensalzó un modelo social que hoy está a la baja y  que algunos presentan como una utopía imposible de mantener. Ayer vimos los distintos estamentos sociales cumpliendo sus papeles y la consagración del National Health Services como uno de los grandes hitos de las conquistas sociales, justo en el lugar que la historia le reserva. Me gustó mucho y me apreció valiente el hecho de que algo tan políticamente incorrecto hoy en día como es el servicio público, la gestión pública, se mostrara al mundo con la importancia que todos le damos. Muy bien por los organizadores, que tampoco se olvidaron de recordar el horror de las dos guerras mundiales.

Otro detalle que me pareció brillante fue la concepción del último relevo de la antorcha: todo el protagonismo al deporte, a sus practicantes, al futuro encarnado por 7 chavales a los que la historia encomendaba su futuro. Brillante sin matices.

También estupendo el protagonismo del compromiso internacionalista representado por los portadores de la bandera olímpica con ocho figuras de lucha, empeño, solidaridad, universalidad y convivencia. Otra señal que queda marcada en las culatas del CIO señalando camino junto con el homenaje a la literatura infantil como vivero de cultura y una sociedad formada y preparada. Estupendo.

Y el humor encarnado en la simplicidad de un Mr. Bean absolutamente genial, brillante, lúcido y en plena correspondencia con los maquinistas de la general, los buscadores de oro y tantos otros que han hecho de la mímica una expresión completa de emociones y sentimientos. Otro ejemplo nos dieron los ingleses con la implicación real en una parodia de las imposibles misiones de James Bond: buen gusto, sencillez, ingenio y medición del efecto.

En resumen: una ocasión muy bien aprovechada para transmitir muchos de los valores que han servido para recuperar unos juegos que deberían regenerar aquellas raíces que han permitido su actual grandeza. Citius, altius, fortior. Que así sea.