Un sitio para sentir
Por pura casualidad me encuentro con un documental de la Alhambra de Granada y vuelvo a pensar en la arquitectura de la luz; en esos espacios delimitados por las sombras, el sol, el agua, las plantas y la tierra para conformar, en su conjunto, una armonía que no he encontrado en ningún otro lugar.
A todo ello se le suma una especie de fuerza telúrica que se puede percibir en la altura de la Torre de la vela y en los jardines que se oponen a la enorme cantidad de materia destinada a la defensa y laos muros. Lo liviano y lo etéreo se eleva sobre la roca y el conjunto nos sobrepasa y nos deja en un estado próximo al síndrome de Stendhal.
Patrimonio eterno de la humanidad, algún día será polvo y su recuerdo se perderá, pero mientras tanto, la luz seguirá creando, en cada amanecer, un sueño de belleza imposible.
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