Cambiar o.....

Cambiar o .... Desde que el hombre es hombre, el cambio ha formado parte de la vida, es consustancial a nuestra inteligencia y afuera forma de querer mejorar el mundo y nuestra vida sobre él. La inquietud por hacer, por conocer, por explorar nos ha proporcionado ventajas y problemas y es posible que el balance empiece a ser más rojo que negro en el libro de las cuentas, pero salirse del camino, decir que "no" supone despedirse de la sociedad de los hombres. Viene todo esto a cuento de la observancia, en carne propia, de la influencia que tiene ese cambio en nuestros días y de la velocidad que la tecnología impone al mismo. Mis hijas observan admiradas de mi admiración aunque con la suficiente sensibilidad como para darse cuenta de lo normal de mis reacciones pues saben que yo pe llegado a ver en los pueblos las centralitas clavijas y a esperar pacientemente la demora de una conferencia. (curioso, se llamaba demora, no retraso, que eso era patrimonio de la RENFE). Ayer entró en mi vida cotidiana un cacharo nuevo cuyas prestaciones me asombran bastante y que debe contribuir a hacerme la vida más cómoda, a pesar del retraso a la hora de poner los acentos sobre las vocales adecuadas. Volverle la espalda a lo que la actual tecnología de la comunicación nos ofrece supone convertirse en una especie de anacoreta tirado del mundo, pues hoy el mundo pasa en el universo digital de la comunicación y lo que queda fuera de él empieza a tener una influencia mucho menor en el devenir de los sucesos (toma ya frase). O somos digitales o nos convertimos en "no muertos" que respiran y se mueven pero que han dejado de participar,  jubilados cuyas ventanas dejan ver el mundo exterior con el que actúan de forma limitada. Homo digitalis ha tomado el relevo y la realidad es una opción más pero ha dejado de ser obligatoria.