Frío, pero frío de verdad
Si alguna memoria es flaca y vana, es la memoria asociada al clima. Vivimos el clima con el mínimo plazo de hoy, no hay memoria, no hay registro personal, sólo frío, lluvia o calor y además, el de ahora mismo. Los españoles -me imagino que otros pueblos también -vivimos en un sobresalto constante fruto de nuestra desmemoria.
España conforma un espacio de climatología extrema salvo aislados reductos de suavidad mediterránea. La meseta se abrasa y se hiela bajo rigores de bigote.
Y estamos en ello, olvidadizos y cabreados asistimos a esta asquerosa primavera de aguas y vientos como si la historia tuviera que abrir un capítulo espacial para dar noticia del fenómeno mientras los viejos miran y ríen recordando la conseja: “Hasta el 40 de Mayo no te quites el sayo”
Vamos, que lo que es ya ha sido y estos fríos ya se han dado con la suficiente frecuencia como para alumbrar un refrán.
Otra cosa es que la cosa harte y fastidie, que de eso no hay duda, que ya estamos de frío más allá de los cojones.
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