Ortodoxos intentando que el rezo de las mujeres derribe el muro. Idiotas....
Jerusalén, además de ciudad tres veces sagrada, vive en el permanente riesgo de ser tres veces estúpida a costa de ritos, acuerdos, salvajadas y demás despropósitos inherentes, cómo no, a las tres grandes religiones que tironean de ella hasta el desgarro y la herida siempre abierta.
Ya hemos visto a sacerdones de diferentes cultos cristianos agarrados de las barbas y a ciriazo limpio por no se qué gaitas de la iglesia de no se que porras por la que se turnan coptos, romanos y ortodoxos que, todo hay que decirlo, se odian cerril y religiosamente, como corresponde a los distintos pero iguales.
Bueno, pues ahora son los judíos los que se han dejado arrastrar por la estupidez de turno, esta vez relacionada con el sexo de los orantes ante los meños del famoso muro de las lamentaciones. Un tribunal dictaminó que las mujeres también podían ir a contar sus cosas a las piedras ataviadas con filacterias y demás parafernalia, algo, que si a nosotros nos importa un carajo a la vela, para los ortodoxos furibundos debe ser algo así como mentarles a la madre.
Efectivamente, en pleno Siglo XXI, el ser humano es capaz de matarse por cumplir o n o cumplir ritos heredados de no se sabe que tribu de pastores nómadas que tuvieron la mala idea de usar de la escritura para llenar los libros de historias fantásticas que justificaran las distintas bestialidades cometidas en la lucha por los pastos o por el hurto del ganado de los vecinos, por no hablar de lo de pillar chicas nuevas para la cosa del fornicio.
Para todos aquellos que siguen justificando “el respeto” ante las idioteces emanadas de las distintas religiones: no hay por dónde cogerlas, de verdad y la mera observación de los infinitos conflictos surgidos de ellas, debería ser bastante para expulsarlas de los ámbitos comunes de nuestras sociedades.
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