Juan Pablo I probó el café cargado del Vaticano. ¿Probará Paquito el mate?
El papa Francisco parece hablar de forma despreocupada y hace gestos, celebra misas y lava pinreles y de repente, deja que una referencia al Instituto Social de la Iglesia, la todopoderosa banca Vaticana, aparezca, como de causalidad, ocupando un papel secundario en sus prioridades.
El papa Francisco ha dejado caer muchas ideas, ha hablado de pastores y de olores a establo y nadie se ha rasgado las vestiduras, pero las alarmas han saltado justo cuando ha mencionado, de pasada y al desgaire, la cosa de la pasta, de manera que monseñor Angelo Becciú ha llamado a capítulo al Observatore Romano para dejar claro que nada de nada, que lo de tocar la cosa de la pasta ni de coña.
Francisco ya tiene un mensaje claro sobre dónde encontrar los mejores sabores de un mate bien cargadito; ya sabe cómo recordar los sabores que le lleven de regreso al hogar...en una caja de pino.
Las finanzas Vaticanas tienen vida propia y su importancia se manifiesta en la suavidad con la que recuerdan esa independencia sea quien sea el que ostente el poder de las mitras y la triple corona.
Francisco lo lleva claro.
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