Un arte en peligro

Uno de los olvidados del periodismo actual

A pesar de que hacía tiempo que la idea me daba vueltas en la cabeza y tenía ganas de convertirse en entrada, no ha sido hasta hoy, leyendo el artículo de Vargas Llosa, cuando me he decidido a darle forma a un lamento antiguo que añora el placer de leer noticias en un diario.El periodismo es un arte antiguo (1. amb. Virtud, disposición y habilidad para hacer algo.3. amb. Conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien algo.) que requiere del perfecto dominio de un instrumento esquivo: la escritura. Escribir -y lo se por experiencia - es muy difícil, muy complicado y requiere de un dominio del lenguaje, del ritmo, de la puntuación y de las formas que hay que aprender, practicar a diario y al que hay que dedicarle atención y rigor.

El periodismo antiguo contaba con unos métodos y con una exigencia de escuela muy alta. Tengo la suerte de contar con la amistad de un periodista de vieja escuela cuyos correos son una delicia ejemplar; un perfecto recuerdo de los tiempos en los que el periodismo no sólo debía contar lo que había pasado: debía contarlo bien. Estructura, lenguaje, redacción y contenido conformaban el arte de escribir y la delicia de leer.

El periodismo español se ha despeñado por la pendiente de la mediocridad cuando no de la más sencilla chabacanería. la prensa deportiva encabeza la huida del buen gusto seguida por al prensa del hígado, los platós se llenan de gritos, insultos, frases mal construidas y los diarios de más nombre prescinden de aquellos que podrían defender la escuela, el templo de la profesión, han desaparecido en favor de noticias de agencia que han suplantado el desempeño de escribir por la habilidad de copiar y pegar.

Las empresas que publican los diarios ven bajar las ventas y no saben cómo detener la fuga, pero ninguna de ellas apuesta por recuperar las raíces del negocio: el periodismo de calidad, aquél que ascendió hasta convertirse en un patrimonio de la democracia antes de  degenerar en una riña de baja estofa. 

Una pena.