Una iglesia llena de dinosaurios.
La mentira no es respetable.
De vez en cuando, no con demasiada frecuencia, algún conocido me comenta que no debería atacar la religión como lo hago, que todas las creencias son respetables. Es esa corrección política lo que ha permitido el crecimiento de un peligroso movimiento fundamentalista en los Estados Unidos que amenaza con destruir la mente de generaciones enteras y juro que no exagero ni un ápice.
Los llamados creacionistas, cristianos intransigentes que leen la Biblia como la palabra de Dios revelada sin interpretación alguna que difiera de su literalidad, han conseguido bloquear la enseñanza de la ciencia en varios estados, levantan museos en los que se puede ver a los seres humanos conviviendo con dinosaurios y cualquier otra animalada semejante. Estos talibanes occidentales niegan la evolución, niegan el poco conocimiento que tenemos sobre el universo y envenenan a sus hijos con la idea de que, tal y como la Biblia dice, el mundo y el universo entero se creó en 7 días sin duda ninguna. En este momento conviene, si no se ha hecho antes, ver el bonito video de la visita realizada al museo creacionista de Kentucky para comprobar que no exagero ni un ápice y que me contengo hasta el extremo de mis posibilidades.
La religión se ha adueñado de un espacio que no le pertenece y eso es algo habitual. Todas las religiones, todas, invaden el espacio de la ciencia pues el conocimiento les aterra y quita espacios al seguimiento manso y apacible de los fieles. Unos, los musulmanes simplemente prohíben lo que en su día fomentaron y que consiguió logros matemáticos y científicos en un momento en el que Europa dormía la larga noche del medievo. Los cristianos, bien sean católicos, protestantes o de cualquiera de sus sectas y corrientes se mueven entre la suavidad sibilina del moderno vaticanismo y la intransigencia de estos salvajes por domesticar.
Las religiones intentan implantar certeza allí donde la razón se abre a la duda, a la búsqueda y a la opción más coherente. La ciencia admite con tranquilidad el error y el cambio, de manera que la religión focaliza sus ataques allí donde la ciencia se abre a las diferentes alternativas e incluso utiliza una denominación histórica para justificar la igualdad de planos. Me refiero a ese absurdo mundo que se ha creado a propósito del llamado "diseño inteligente" enfrentado a la conocida "teoría de la evolución", que hace décadas que dejó de ser teoría para consagrarse como certeza.
No hay diseño inteligente, no hay un mundo creado en 7 días, no hay palabra revelada sino historias inventadas por pastores en torno a los fuegos, no hay la más mínima evidencia de la existencia de dios y todo ese mundo debe ser erradicado del sagrado espacio de la docencia y de la formación intelectual de las nuevas generaciones.
La mentira y la manipulación no han sido nunca respetables y eso debería seguir siendo así en lugar de consentir que estos animales metan basura en las cabezas de los niños. Porque ellos están ganando la guerra de la educación y eso es algo que nuestros descendientes podrán reclamarnos: les dejamos indefensos frente a aquellos que les enseñaron lo que no era verdad y condicionaron sus vidas. Imperdonable
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