Se puede cambiar, pero cumpliéndola
España es un estado cuyos habitantes sólo reclaman la
legalidad cuando creen que “la ley” esta de su parte, pero la sociedad vive de
espaldas al ordenamiento legal de la vida en común. Nuestra vida se desarrolla
gracias a que el derecho rige la convivencia y eso tiene implicaciones que el
español no quiere aceptar. El español,
por norma, se considera por encima de la legalidad que le restringe y pide la
tajante aplicación de la ley contra, y remarco ese CONTRA, todo lo que le agrede,
bien sean ruidos, maniobras de tráfico o realidades sociales. Ante el asesinato de una menor por un menor, la
totalidad de los menores son reos de pena capital.
La consecuencia de ésta actitud es que un gobernante como Gallardón puede apuntarse
un tanto populista si legisla a favor de las corrientes populares olvidando que
esas corrientes son efímeras e inconstantes y que dependen de los titulares del
día. Ese hábito, propio de las masas incultas y poco dadas a la argumentación
jurídica capaz de abstraerse del caso particular para centrarse en las
propiedades de la clase, es disculpable en “el pueblo” e imperdonable en sus
dirigentes y en sus gestores políticos.
Los gobernantes lo son gracias al imperio de la ley y todas
sus actuaciones, todas, deben ajustarse a ella sin salirse un milímetro de los
límites de su jurisdicción ni buscar subterfugios, tretas o atajos. Viene este
comentario a cuento de las últimas declaraciones de Más y su manifiesta postura
favorable a violentar la legalidad. “Ni constitución ni ley alguna podrá impedir….”
Mal, muy mal.
Eso, señor Más, es una burrada del 9 con independencia de lo
que esa violación de la legalidad pretenda o busque. Violentar la ley es un
camino que ni tiene retorno ni tiene límite y que, una vez iniciado, nadie puede
controlar. ¿Vale violentar la ley para
buscar un fin y no otro? ¿Vale violentar la ley y matar buscando un propósito
concreto? ¿Vale saltarse la ley, pero poquito? ¿Quién establece el límite una
vez borrados los límites comunes a todos?
No. El señor Más `puede abogar por iniciar un proceso de cambios
legales que afecten a lo que él quiera plantear para obtener lo que quiera
dentro de la legalidad, pero nunca
borrar la ley para obtener algo que la ley no contempla y luego recamar la
aplicación de normas legales que le sean favorables,
La ley no tiene atajos, aunque si tiene procesos que
permiten su cambio y su evolución dentro de los parámetros que la ley
contempla, sencillamente.
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