La especie maldita

Esto es lo que mejor sabemos hacer como especie

La evolución es un proceso largo y bastante cabrito; un proceso que igual da como resultado algo bello como siniestro. La evolución ha guiado el curso de la vida hacia formas de crueldad que el ser humano no puede imaginar y ha establecido las reglas  suficientes como para que los mejores instrumentos acaben consolidándose como patrimonio de aquellos individuos que tuvieron la suerte de poseerlos. Y la evolución ha dado al hombre un arma muy poderosa, muy cara y muy escasa que ha condicionado, posiblemente, demasiadas cosas como para que el resultado haya sido bueno.

El cerebro humano requiere muchas cosas, pero sobre todo, requiere energía que debe estar asegurada por el núcleo de reproducción durante una infancia larga, inmensamente larga. Sin una estabilidad en el suministro de recursos, el proceso se trunca y el invento se viene abajo, de manera que junto al cerebro, la evolución nos ha hecho extremadamente agresivos con aquellos que compiten con nuestro propio grupo, los otros seres humanos.

El resultado tiene, como otras muchas cuestiones, muchas caras y esa multiplicidad de facetas nos enseñan lo mejor y lo peor de una misma especie, pero el resumen es deleznable. Como especie damos asco, por mucho que alguno individuos sean ejemplares. El ser humano convierte todo lo que toca en basura, odio, crueldad y salvajismo, sin respetar medio ambiente, semejantes o futuro.

Se decía de nosotros y de las cabras que podíamos convertir nuestro medio en un desierto y luego sobrevivir en él, pero dudo mucho que merezca la pena vivir el futuro que estamos preparando. Algún día es posible que la tierra se vea libre de nuestra infestación, pero de momento, el hombre se afana en hacer lo posible para que este planeta sea inhabitable.

Menos mal que, desaparecidos nosotros, la evolución seguirá desarrollando experimentos y es posible que alguno le salga un poco mejor que nosotros.