Madrid, ciudad y comunidad, vive una situación dantesca en
la que gobierna el desgobierno, el compadreo, la corrupción y la inmoralidad en
todas las facetas de su función pública. En el ayuntamiento se ha colocado una
incapaz cuyas luces sólo alcanzan para organizar follones mentales con peras y
manzanas y cuyo concepto de la responsabilidad es tan laxo como para considerar
normal irse de “finde chupi guay” a Portugal
en plena crisis por las muertes de Halloween.
En cuanto a González baste decir que está a segundos de
conseguir que nos echemos a la calle
reclamando la vuelta de Esperanza Aguirre, récord imposible de imaginar hace
unas semanas por mucho que uno se esforzara buscando el absurdo.
Madrid me mata dedicó sus escasas apariciones a la llamada
movida madrileña y es posible que nunca soñara con que un día su cabecera se
convirtiera en una realidad gracias al empeño de sus gestores públicos. Madrid
amenaza con matar sin remedio cualquier rastro de civilizada gestión pública.
No es que nos quieran privatizar, es que quieren quitarnos de en medio y no
tener que dar cuentas a nadie de su desfachatez.
González y botella, Botella y González van a dejar esto como
un solar en el que el ciudadano sólo va a tener una función: pagar facturas a
las empresas de sus amigos sin pedir, eso si, ninguna contraprestación.
Y como remate una solicitud repetida desde hace meses:
¿QUOSQUE TANDEM BOTELLA ABÚTERE PATIENTIA NOSTRA? DELENDA EST BOTELLA.
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